¿Cuál es la prisa?
Hugo L. del Río
Monterrey.- Provoca sospechas la decisión del presidente Felipe Calderón Hinojosa de enviar –a pocas semanas del término de su mandato- una iniciativa preferente a la Cámara de Diputados para, en término de 30 días, aprobar o rechazar la reforma laboral.
Si ya se retira, qué le va o qué le viene con su propuesta de modificar la Constitución y la Ley Federal del Trabajo. Tuvo cinco años y medio para hacerlo. Por qué hasta ahora. La discusión comienza en San Lázaro el 27 de este mes y debe terminar el 30. La afinidad política entre PRI y PAN favoreció al secretario general adjunto de la CTM, el diputado Carlos Aceves del Olmo, para que continúe presidiendo la Comisión de Trabajo y Previsión Social.
El cetemista no es el hombre indicado, si se trata de hacer un buen trabajo. En promedio ha citado a los legisladores de la sesión a discutir los temas del ramo… una vez al año. Pero es CTM y eso garantiza que hará lo que le digan, aunque su patrón, Joaquín Gamboa Pascoe, pedirá a la Mesa Directiva de la Cámara más tiempo para analizar las propuestas de FCH.
El michoacano se inclina, definitivamente, a favor del empresariado y en contra ya no de los intereses, sino casi hasta de la supervivencia de la clase trabajadora. Plantea sueldo por hora, declarar inexistente la huelga si dura más de un año, subcontratación –empleo de tamemes— y serias limitantes para el cobro de indemnizaciones por despido injustificado, además de otras agresiones contra el asalariado.
Peña Nieto ya declaró que la reforma laboral es indispensable, pero puntualizó que eso no significa que apoyarán las proposiciones de Calderón. El panorama es tan peligroso, que la Unión Nacional de Trabajadores, UNT, y el Congreso del Trabajo rechazaron el menú calderonista y buscan alianzas hasta con el PAN, el Panal, el PRI y, naturalmente, el PRD. De hecho, ya anunciaron una manifestación de protesta para el 21 de este mes.
En este contexto, es muy interesante el comentario del paisano Héctor Gutiérrez de la Garza, coordinador de la bancada tricolor: “Vamos a cumplir lo que nos exige la Constitución en ésta, primera vez en la historia que se da trámite legislativo a una iniciativa preferente del Presidente de la República”.
Héctor no es un improvisado en esta faena: llama la atención su aserto de que es la “primera vez” que un mandatario mexicano envía a la Cámara una iniciativa preferente. Y con qué se come eso. Ah, es un manjar envenenado.
La iniciativa preferente es, puede así interpretarse, un privilegio del ejecutivo: los legisladores no la pueden mandar al olvido: tienen que votar a favor o en contra en un plazo máximo de treinta días. Tanta prisa del presidente panista da pie para la reflexión: y uno tiene que pensar mal. Será, supongo, su regalo de despedida a la clase patronal.
Pie de página
Vaya deschongada que se dieron Felipe Calderón y el panista Javier Corral. Nomás faltó que se retaran a duelo. Estas faltas al decoro y las buenas maneras no dejan de ser divertidas. La figura presidencial merece respeto, pero a condición de que el presidente respete a los demás, cosa que no hizo con el panista chihuahuense, a quien en público tachó de cobarde.
