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1148 18 Septiembre 2012

 

Nuestros Consejos de Ancianos
Nora Elsa Valdez

Monterrey.- ¿Quién decidió llamar “adultos mayores”, o “de la tercera edad” a las personas de 60 años en adelante? ¿“Adulto mayor” y “persona de la tercera edad”, son sinónimos de anciano?

¿Por qué de la tercera y no de la cuarta, quinta o centésima edad? ¿Usted considera anciana a una persona de 60 años? Me parece  que detrás de todo esto hay algún “compló” fríamente calculado.

¿Qué es realmente un anciano? En México normalmente consideramos anciana a una persona quizá de 80 años en adelante, y tenemos abuelos de 40, que de ninguna manera pueden considerarse ancianos. Y existen lugares, en otros países y continentes, que tienen una idea muy diferente de la ancianidad.

Hace años, creo que en una revista de Selecciones, leí que existía un lugar en Europa, en las montañas, en el que muchos de sus habitantes tenían más de 100 años de edad, vivían entre huertos una vida de la mano de la naturaleza, y a esa avanzada edad seguían trabajando normalmente y con muy buena salud. Pero citaban que su filosofía de la vida, era completamente diferente de la nuestra en México. Para ellos, las personas iban siendo mejores en todos sentidos con el paso de los años, sin declive alguno.

En México se maneja un paradigma muy diferente, según el cual nuestra vida es una curva que llega a su máximo nivel de esplendor y apogeo alrededor de los 50 años, y de allí en adelante empieza a decaer, a deteriorarse en todos los sentidos, hasta la muerte, considerándose que ésta llegará quizá alrededor de los 75 años. ¿Cuál paradigma nos conviene creer? ¿Cuál es el verdadero?

El mensaje que recibimos en México, el lavado de cerebro, dice que a los 60 ya somos ancianos, y que si bien nos va, quizá sólo nos quedarán unos 15 años para malvivir, llenos de achaques, entrando y saliendo del consultorio del doctor o del hospital, para que luego llegue la muerte; y que tendremos mucha suerte si llegamos a los 80 o 90, vivos y sin Alzhéimer.

Las antiguas culturas indígenas eran gobernadas por los “Consejos de Ancianos”, formados por las personas de más edad en la comunidad, quienes con su sabiduría y experiencia, servían de consejeros y guías para resolver sus problemas. No se llamaban “Consejos de Adultos Mayores”, ni “Consejos de Personas de la Tercera Edad”, sino Consejos de Ancianos.

“Anciano”, en la antigüedad, era sinónimo de persona que ha vivido muchos años, muy valiosa, querida y respetada por haber acumulado gran sabiduría y experiencia durante el largo tiempo de su vida. Era considerada muy honorable por haber ganado muchas medallas al mérito en las batallas de la vida.

Los mexicanos hemos caído en la trampa y lavado el cerebro que nos hace creer que “anciano” es sinónimo de persona vieja, inútil, despreciable, enferma, que no produce, y que es un peso para la sociedad, por lo que estorba, sale sobrando. Y en vez de despertar y darnos cuenta de que esto es mentira, y que nos urge un Consejo de Ancianos sabios, el mensaje hipnótico sigue diciendo que hay que deshacerse de todos los ancianos cuanto antes.

Así, el mensaje subliminal que todos, jóvenes y viejos recibimos cuando escuchamos decir “adulto mayor”, o “persona de la tercera edad”, es: “las personas que cumplen 60 años son ancianas”. Cuando alguien va a sacar su credencial del INAPAM, antes INSEN, sin darse cuenta le está diciendo a todos, y a sí mismo, que de un día para otro se ha convertido en anciano; ha sido cambiado del cajón de “adulto maduro”, al cajón de “anciano”.

Y gracias a esa dichosa credencial empezará a recibir toda clase de mensajes, bromas y burlas, sobre el hecho de que ya es “un viejito”,  un “adorable y venerable anciano”. Y sin darse cuenta, esta persona empieza a aceptar esta idea como verdadera, se empieza a creer y a sentir como un anciano, y todo lo que ello conlleva.

Para que esta idea entre más en la cabeza, actualmente el IMSS, cuando un derechohabiente cumple 60 años, lo obliga a ir con su nuevo médico, el Geriatra, médico especializado en enfermedades de la vejez. ¿Desde cuándo tanta amabilidad de una institución que más bien parece enemiga de sus derechohabientes?

La figura de la jubilación es parte del mismo lavado de cerebro. Usted se va a su casa jubilado creyéndose el cuento de hadas de que se retira para vivir feliz, disfrutando de los beneficios del trabajo de toda su vida, para enseguida descubrir que su pensión es irrisoria, o que se la robaron, y que “por su edad” ya no conseguirá trabajo en ninguna empresa, más que de anciano paqueterito cuyo sueldo son las propinas, o cuidando nietos sin sueldo y con malos tratos.

Al llegar a la edad de la jubilación, se ha alcanzado gran sabiduría, experiencia y lucidez. Quienes tienen negocios propios siguen trabajando casi hasta los 80 años, como lo han hecho muchos hombres y mujeres admirables que conocemos. Y podrían seguir trabajando como los ancianos de Europa que viven más de cien años gracias a sus creencias y vida saludable, si no fuera por tantos tóxicos y venenos de la comida chatarra y los fármacos que consumimos.

No se necesitan los venenos de la comida chatarra, o de los fármacos, para acabar con las personas de 60 años o más. Para matarlas es suficiente la tristeza que les causa el desprecio de la sociedad cuando les regatea o roba sus pensiones, o les niega un trabajo digno remunerado; y el dolor del maltrato de los que las rodean, y de su misma familia, que ha aprendido a considerarlos un estorbo en vez de ver el tesoro que son.

¿Habrá acaso la remota posibilidad de que éste sea un plan maquiavélico de los que sólo quieren dinero y ganancias, para acabar con los ancianos que ya no les sirven, porque ya no producen y les estorban?

Si no vemos la trampa, si no vemos el lavado de cerebro que nos están haciendo contra los ancianos, estaremos perdidos. Si tuviéramos Consejos de Ancianos otro gallo nos cantara. Si no vemos esto, seremos una sociedad ciega y tonta, que se hace harakiri para darle gusto a otros, y recogeremos las consecuencias de nuestra locura.

Los hijos están viendo lo que sus padres hacen con los abuelos, y están aprendiendo de lo que ven. Cuando esos padres se conviertan en abuelos, recogerán lo que sembraron. Caerán en la trampa que no supieron descubrir a tiempo.

¿Tendremos la claridad y la inteligencia para descubrir que esto de los “adultos mayores” es una trampa, un plan y un lavado de cerebro, para destruir los Consejos de Ancianos, que al parecer son un gran peligro para alguien?

Leí que en tiempos no muy lejanos el ser humano alcanzará a vivir hasta 200 años. Si esto llegara a ser posible, los “adultos mayores” de hoy serían unos jovenzuelos que apenas han vivido un poco más de la cuarta parte de su vida.

No tenemos que resignarnos a vivir de la pensión o depender de una empresa. Hay muchas maneras de trabajar de manera independiente. A los 60 se tiene una gran experiencia que se puede transformar en dinero, sin tener que depender de un patrón. De manera individual o en grupo se pueden hacer grandes cosas. Ni el gobierno ni las empresas son las únicas fuentes de trabajo. Este es otro lavado de cerebro.

Nos quedarán al menos 20 años después de los 60, para seguir trabajando y disfrutando de la vida. La vejez no llega a los 60.

Si lo encuentra todavía, compre el siguiente libro-folleto y descubra la verdad: Con todo y Crisis ¡Atrévete a Triunfar! Aún a los 60 Años. Autor: Charles MacGregor III. Talleres Bruguera.

 

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