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1155 27 Septiembre 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
Reforma trunca
Francisco Gómez Maza

La Comisión legislativa de Trabajo, hecha bolas
La clave del “éxito”, un olvidado seguro de desempleo

Ciudad de México.- Las reformas a la Ley Federal del Trabajo serán aprobadas por los partidos Revolucionario Institucional y su satélite, el Verde, y por el de Acción Nacional. Los partidos del Frente Progresista (PRD, PT y Movimiento Ciudadano) votarán contra ellas, y con justa razón.

Nueva Alianza, de la maestra Elba Esther, comprometió su abstención en lo general porque la presidencia de la Comisión no tomó en cuenta sus propuestas. Pero las reformas quedarán truncas… aunque los mayores beneficios serían para las empresas empleadoras. El gran ausente es la creación de un seguro de desempleo, condición si la cual los trabajadores quedarán a merced del estado emocional de los patrones.

PRI y PAN están de acuerdo en reducir los costos de contratación y despido laboral, y este nuevo mandato legal pondrá a los trabajadores en una situación comprometedora, si en los próximos años no se les otorga el seguro de desempleo, que debería ser incluido en la reforma que esta misma semana tendrán que aprobar los diputados de la LXII Legislatura.

Una planta laboral desprotegida generará una demanda nacional de bajos ingresos promedio, lo que empobrecerá al país en el mediano y largo plazos. Y de esta situación es muy posible que no estén conscientes, hoy jueves 27 de septiembre, los legisladores priístas y los panistas. Sin establecer el seguro de desempleo, la reforma laboral caminará totalmente amputada y servirá para maldita sea la cosa pensando en el bienestar de la fuerza de trabajo, de los trabajadores y sus familias.

El único partido que tiene claridad de esta perversidad de los contratos por hora es el PRD, a sabiendas de que las contrataciones por hora permitirían despidos de trabajadores sin mayor trámite. Y el gran cambio de la legislación en litigio y en lo que hay un total e inconsciente consenso en la diputación priísta y panista, es en los “contratos por hora”.

Contratar por hora al trabajador permitiría, como sucede en otros países que hay adoptado esta legislación, despedirlo sin mayor trámite, tal vez pagando un mes adicional de trabajo y nada más.

Adicionalmente, con un contrato por hora se acaba la lealtad del trabajador hacia la empresa; la camiseta del patrón jamás se la volverá a poner el empleado, que siempre estará disponible a aceptar cualquier otra oferta de empleo, en base a la capacitación adquirida en la empresa para la que trabaja por horas, de mayores atractivos económicos.

Hay que ver también que las empresas contratarán por hora a los trabajadores mientras tengan un mercado estable para su productos, pero en momentos de crisis, de depresión económica, de caída del mercado, no sólo no contratarán sino que decidirán despidos masivos a diestra y siniestra y sin ninguna liquidación o finiquito como debería de ocurrir con la ley que está en vigencia hasta ahora. Y los despedidos quedarán en el arroyo y sin calzones.

Se puede argumentar, desde los partidos políticos, desde las empresas privadas y desde el poder gubernamental, que no es nada fácil establecer el seguro de desempleo porque todo el mundo está pensando en él a partir del presupuesto de egresos de la federación.  De acuerdo con algunos cálculos, crear un seguro de desempleo, digamos que decente, equivale al 80 por ciento de los ingresos del trabajador y costaría unos 160 mil millones de pesos, de los que el erario no dispone porque tiene un enorme déficit en la recaudación fiscal

Para ello, tendría que votarse una radical reforma fiscal a fin de ampliar la base gravable, combatir la evasión y elusión fiscales, y obtener los recursos necesarios para la protección de los trabajadores bajo la nueva ley del trabajo, que en honor a la verdad está diseñada para beneficiar sólo a las empresas con el sofisma de mejorar la productividad de la economía y su competitividad en los mercados del exterior.

Sin una reforma fiscal integral simple y sencillamente no habrá cómo financiar esos 160 mil millones de pesos para asegurarles a los trabajadores desempleados un ingreso mínimo para satisfacer sus necesidades mínimas. Se argumenta, sin embargo, que la carga de la creación de ese seguro tiene que soportarla el gobierno federal, pero cabe la pregunta de si no se puede incluir en los beneficios del Seguro Social, al que supuestamente cotizan el gobierno, los patrones y los trabajadores. El presupuesto federal podría estar encasillado en las prestaciones del seguro.

Y otras preguntas, por cierto. Quién se hará cargo del servicio médico de un trabajador despedido, qué contabilidad de los años trabajados para tener derecho a una jubilación, por mencionar sólo dos asuntos. Aquí quedan las interrogantes

En base a estas reflexiones, el escribidor puede advertir que, sin seguro de desempleo legislado en la nueva ley del trabajo, toda la ley “valdrá madres”. Esta es la expresión verdadera. Valdrá madres. Habría que conminar al presidente electo, Enrique Peña Nieto, quien lo prometió en su campaña electoral, qué va a pasar si no lo instaura de inmediato. La nueva ley laboral se revertirá contra los trabajadores y contra él, porque los afectados lo verán con recelo.

Concluyo con los amigos de Tendencias: La reforma laboral y, sobre todo los contratos por hora, son un arma de dos filos si no van acompañados de un seguro de desempleo equivalente al 80% de los ingresos reportados.

Al momento de concluir este análisis, la Comisión del Trabajo estaba en un receso, pero fuentes cercanas al debate aseguraron que el dictamen estará votado para ser entregado mañana a la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados a fin de ponerla a consideración del pleno. Veremos y diremos.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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