Suscribete
 
1193 20 Noviembre 2012

 

Raza de víboras
Nora Elsa Valdez

Monterrey.- ¿Ha sabido usted de algún caso de maltrato, en el que el marido siempre golpea a su mujer? La mujer le pide y le ruega al marido que no vuelva a golpearla, le dice que ella lo ama, y él le promete que no lo volverá a hacer. Ella le cree, pero él siempre vuelve a golpearla, a pesar de su promesa. Nada justifica el maltrato. Si hay diferencias irreconciliables hay que alejarse.

El pueblo mexicano es como la esposa maltratada, cuyo marido golpeador es el mal gobierno, en todos sus niveles. El pueblo mexicano pide, ruega, argumenta, trata de convencer al gobierno para que ya no lo maltrate, que lo entienda, que tiene razón en sus argumentos. El gobierno le promete que no lo volverá a hacer. Pero, ¿saben ustedes lo que piensa y hace quien tiene el poder en el gobierno? Exacto. Siempre lo volverá a hacer.

Así funciona el poder, esa es la mecánica del poder. El que tiene el poder no escucha ni le importa lo que piense y haga el que no lo tiene. Se burla de él y cada vez su maltrato será peor. Desprecia al que le pide, al que le ruega. Y sólo se detendrá si se encuentra con otro malvado igual o peor que él, a quien le tenga miedo, pues el maltratador, el abusivo, es un cobarde.

El marido sólo dejará de golpear a su mujer si viene la policía por él porque alguien lo haya denunciado y se lo lleva a la cárcel, o si alguien con más valor que él, o con más armas, se le pone enfrente. El maltratador sólo es muy valiente con los que son más débiles que él, como su esposa o sus hijos, o con los que le tengan miedo.

El pueblo de México tiene mucho miedo, ha sido muy maltratado por siglos. Como la mujer golpeada, aunque es muy valioso, tiene destruida su autoestima, su dignidad. Ha sido sometido y pisoteado por el autoritarismo más salvaje. Los conquistadores o invasores que han llegado de diversos rumbos a nuestra querida Patria, se han aprovechado de nuestra cultura amable y amorosa, aprendida de nuestros pueblos indígenas.

Los invasores que hasta la fecha siguen llegando, se aprovechan de la buena fe del mexicano para engañarlo. El que es bueno, cree que todos son buenos como él. Que todos juegan con sus mismas reglas de respeto y legalidad. Por eso la mayoría de los mexicanos trata de convencer, argumentar, pedir, rogar. Cree en las promesas. No se da cuenta de que los malos no tienen sus mismas reglas.

Los malos, aquellos que cuando tienen el poder abusan de él, tienen reglas muy diferentes. Son astutos, no confían en nadie, mienten, engañan, roban, matan. Son malvados por naturaleza como las víboras.

Por eso no se les puede pedir nada, ni rogar, ni esperar que cumplan sus promesas. A una víbora no se le puede pedir que no nos ataque, que no nos muerda. Es su naturaleza.

Ni la mujer maltratada, ni el pueblo mexicano, pueden seguir pidiendo y rogando a las víboras en el poder, lo que no está en su naturaleza.

La naturaleza de los humanos y de las víboras es irreconciliable. Nunca podrán vivir juntos. Pero se necesita que los humanos se den cuenta de lo grandes, valiosos y valientes que son. Que recuerden su naturaleza divina.

Luego, sólo hay que recordar qué se hace cuando uno encuentra una víbora en su casa.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 


15diario.com