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1287 2 Abril 2013

 

LA VENTANA INVISIBLE
En una ciudad feliz
Jorge Villalobos

Este valle de lágrimas y risas

Torreón.- Por azares del destino, como reza el lugar común, leo, con cierto regocijo, el resumen de una encuesta, de esas miles de encuestas que se practican hoy en día para miles de propósitos; en este caso se mide la felicidad y resulta que, científicamente hablando, yo he vivido, por azares del destino, como dije antes, en las ciudades más felices y también las más infelices de México, incluidas en el Ranking de la Felicidad 2012, al cual pueden acceder directamente vía rankingfelicidadmexico.org.

Curioso, reviso en mi memoria el tiempo que viví recientemente en Apodaca, Nuevo León, el municipio top number one en el citado ranking, y lo que veo en mis adentros es un mosaico de parques y áreas industriales entre infinitas y alejadas colonias y fraccionamientos de data reciente; lugares habitados por legiones de obreros y empleados, matrimonios jóvenes, miríadas de infantes.

Por supuesto, una minoría de estos “desarrollos residenciales” son para las clases media y alta. El poblamiento del municipio es vertiginoso. El transporte urbano es malo y los servicios medianamente cumplen con su cometido; ni qué hablar de la seguridad.

Fue en este municipio durante el 2011 que fui testigo de atroces homicidios de uniformados y civiles inocentes. El desorden desarrollista-urbano es más que evidente, como muchos municipios de nuestro país. Sin embargo, Apodaca ha sido en los últimos años el municipio de Nuevo León que más inversiones extranjeras y nacionales ha captado. Debido a ello, existe una relativa oferta de empleo, y habiendo money, pues baila el perro… de felicidad, creo yo.

En el honroso segundo lugar en esta lista de ciudades felices se encuentra la pequeña ciudad de Lerdo, conurbado municipio de Durango; aquí no cabe duda que la acendrada y rancia querencia de los lerdenses hacia su ciudad prevaleció en la encuesta, ya que en la actualidad, bien lo saben los laguneros, Lerdo posee graves problemas sociales, ambientales, de seguridad, etcétera. Y no es que hayan falseado sus respuestas, sino que ven, creo yo, con “ojos de tía” a su ciudad que, aunque emproblemada y algo devastada, como Lerdo no hay dos y son felices sus habitantes.

Al menos eso dice el primer muestreo realizado en nuestro país acerca del tema de la felicidad, cuya aplicación fue el año pasado entre 26 mil mexicanos que viven en 100 ciudades escogidas para saber dónde la gente tiene mayor calidad de vida y si son felices.

Observo que el tercer sitio de la dichosa lista está Guadalupe, Nuevo León, municipio de altos contrastes, considerado por algún tiempo como “el dormitorio” de Monterrey; muy habitado y de alta marginación, con todos los problemas que acarrea ser parte de una zona metropolitana como la regia, que han propiciado devastación de hábitats naturales como las faldas del Cerro de la Silla, ríos y arroyos, debido, entre otras cosas, a una urbanización rabiosa y lucrativa y, de la seguridad, baste decir que todo Guadalupe apela ahora a la morena virgen para pacificar la otrora tranquila villa. Sin embargo la especializada encuesta respaldada y llevada a cabo por científicos sociales extranjeros y nacionales, pone a esta conurbada ciudad norteña en el envidiable tercer sitio de las ciudades más felices del país.

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Y como contracara de la moneda, puedo atestiguar fehacientemente el haber vivido (y vivo) en las antípodas de las ciudades dichosas consignadas por el estudio, cuyo sustento está avalado por especialistas internacionales, en conjunto con las universidades Benemérita Autónoma y la Popular Autónoma de Puebla.

Del conjunto de cien ciudades estudiadas y atrapadas en los últimos diez lugares se encuentra Chilpancingo, capital de Guerrero, en el 94 lugar y Torreón, Coahuila, en el lugar 99. Casi el valle de lágrimas, o ciudades infelices; vale añadir que el último lugar lo ocupa, increíblemente, la ciudad de Campeche, quienes resultaron no ser tan campechanos como se creía.

Torreón, en la actualidad es nota roja sobresaliente a nivel internacional, debido a la falta de seguridad que se padece desde hace tiempo así como la falta de agua potable; y Chilpancingo, aparte de los temblores sociales y telúricos que le aquejan consuetudinariamente, padece desde hace tiempo múltiples problemas sanitarios y carencias impropias de una capital. Aquí sí que ni cómo hacerse para un lado. Eso es lo que hay.

En las 100 ciudades encuestadas, informa el estudio sobre la felicidad, viven 47 millones 637 mil 540 personas, aproximadamente 42 por ciento de la población del país. Estaremos de acuerdo o no con los fines que persiguen las encuestas hoy en día, pero que si son instrumentos útiles y eficaces, lo son.

Los resultados de medir la felicidad seguramente serán vendidos y usados para alguna empresa refresquera paladín de la felicidad mundial o algún cliente parecido. Y como la ciencia, la técnica y la tecnología, se usan para bien o para mal, pero se usan, cabe añadir que en el ranking del Índice del Planeta Feliz –Happy Planet– México ocupa el lugar 22 de 151, y concluye la página por internet que “las personas con un estado de ánimo positivo viven más que las malhumoradas”. Eso que ni qué.

 

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