EN LAS NUBES
El fermento
Carlos Ravelo Galindo

Ciudad de México.- Por doquier se habla de combatir la corrupción, pero en todos lados se vive con ella. Este fermento no cede, ni cederá porque es puerta de acceso que multiplica infinitamente la oportunidad de abusar del otro.

Lo acaba de demostrar la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: dejó en libertad a otros quince indígenas, que suman 53, por el caso Acteal, en donde 45 tzotziles fueron masacrados en Chiapas, el 22 de diciembre de l997.

Los cinco ministros, con ponencia de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, coincidieron en que la Procuraduría General de la República fabricó pruebas, testimonios, testigos inducidos, para que un juez federal sentenciara a docenas de nativos chiapanecos inocentes a 36 años de cárcel.

Demostró lo que es público y sabido por doquier. Que la podredumbre, el pus, la descomposición, el fermento, es la base del ámbito oficial: la corrupción.

Treinta y cinco infelices, desde l998 permanecieron en prisión. Debían de pagar 35 años de cárcel por algo que no cometieron. Coincidentemente fue la policía federal la responsable: mostró a los “testigos” las fotos de los “acusados” como los culpables para que los señalaran. (Similar al caso reciente de una francesa.)

Ya están libres, pero la podredumbre, ¿aún en éste gobierno?, habrá de cerrar el caso. Borrón y cuenta nueva. Cada quien para su casa. Olvidarse de los inocentes a los que ni siquiera dijeron “Ustedes perdonen”, y que se rasquen como puedan. Qué vergüenza para todo México, palabra.

carlosravelogalindo@yahoo.com.mx