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1305 26 Abril 2013

 

La trova en Monterrey: Memorias de Patricia Guerrero
David Guillermo Fernández Guerrero

Monterrey.- Gerardo, Ernesto y Patricia estaban a punto de tomaruna de las decisiones más importantes de su vida. Con pocos billetes en sus bolsillos y un futuro incierto, debatían el momento preciso para emprender su primer negocio. De pronto, tomaron la decisión de que el día en que la “Novísima Trova Cubana” se presentara en la Gran Sala del Teatro de la Ciudad era el día, y surgió la descabellada idea de invitarlos a que participaran en la inauguración. Fue el 6 de Mayo de 1974 que acompañados de Noel Nicola, los hermanos Feliu, Donato Poveda, Sara González y Anabell López, el Mesón del Gallo abrió sus puertas para albergar millares de anécdotas y forjarse en el recuerdo de todos los regiomontanos.

Patricia Guerrero, una gran cantante regiomontana con una carrera artística de más de 35 años, es una gran promotora del arte y la cultura en el Estado y una luchadora social que a través de su voz y sus interpretaciones ha buscado un mejor mañana para todos. Ella abrió la puerta de su hogar para compartir sus memorias sobre la trova y las peñas en Monterrey y conversar sobre su experiencia como fundadora de “El Mesón del Gallo”.

Su casa está repleta de instrumentos musicales, libros, adornos africanos, andinos y mexicanos. Las paredes sostienen diversos cuadros de indígenas repletos de colores representativos del país, algunos que ella pintó. Aroma a café. La sala, lugar donde se llevó a cabo nuestra plática, transmitía una atmósfera de paz que de inmediato, hacía sentirte en casa.  

Comenzamos a charlar sobre  “El Mesón del Gallo”, “La Casa de Pancho Villa”, “El Sapo Cancionero” y “El Lugar de las Cantatas”; antiguas peñas que ya no existen. Eran estos los lugares que los jóvenes y adultos de la generación de los 70s, 80s y 90s frecuentaban por las noches.  Estos lugares le brindaron un hogar al Canto Nuevo, al teatro y a la literatura; el arte se respiraba y se alzaban las copas al son de Silvio Rodríguez, Juan Manuel Serrat y Pablo Milanés.

El problema que planteamos fue que a pesar del gran “boom” de las peñas, estas comenzaron a desaparecer a la puerta del siglo XXI.

Patricia argumentó que no creía que la desaparición de las peñas en Monterrey significaba que la trova desaparecía de la mente de los regiomontanos.

Esas canciones que se convirtieron en himnos no podían simplemente desaparecer, y dijo también con un tono chusco que ello es evidente en el trabajo de Nicho Hinojosa, quien recupero un repertorio importante de estas trovas. “La gente joven que ha escuchado a Nicho, aunque no conoce la historia de las peñas dicen: “Esta canción es de Nicho, y para nada, Nicho es intérprete”

Al final lo importante es que las nuevas generaciones están redescubriendo a la “Nueva Canción”.

Las peñas eran centros de reunión de muchísima gente, las frecuentaban escritores, músicos, fotógrafos, grandes empresarios y hasta boleros. “Los periodistas de ‘El Norte’ y ‘El Porvenir’ se lanzaban al mesón cuando terminaban de trabajar”. “Las puertas siempre estaban abiertas para todos, no había cadeneros como en los antros de hoy”, comentó Patricia con cierto tono de añoranza.

Patricia y su generación estaban fuertemente influenciadas por la Revolución Cubana, las ideas Guevaristas y los discursos de Salvador Allende. Silvio Rodríguez “era el jefe” con sus cantos antiimperialistas y su visión del poder para la gente de abajo. El socialismo rondaba en sus lecturas, en sus poemas y en sus deseos de ver un México más igualitario e incluyente.

Un tema central en las mesas era el hartazgo al priisimo. “¡Estábamos hartos, nacimos con el PRI reposado en la Silla Presidencial!”, mencionó Patricia con euforia.

El desenlace de la charla se presentó con mucho optimismo y sensibilidad. Patricia derramó algunas lágrimas cuando hice un hincapié en que al visitar “La Chunga” (una peña de reciente inauguración), te encuentras con mucha gente que perteneció a la generación de “El Mesón del Gallo”, como El Negro Méndez, El Chimpas, Jaime Arreola, Arnulfo Canales, entre otros; pero que también encuentras una generación más joven que adoptó al Canto Nuevo como su bandera, entre ellos están Beto Dávila, Pedrito Morales y Marco Estrada.

Con algunos sollozos mencionó que de esa manera, ella podía observar que todo el trabajo que su generación emprendió valió la pena, lo sabe al momento de escuchar la voz de estos jóvenes cantantes al entonar las mismas melodías que ella cantaba en los escenarios.

Concluimos con la vision de un porvenir positivo para la trova y las peñas de Monterrey, el lapso de la ausencia de éstas está terminando.

La Chunga (Peña que dirigen los hermanos Méndez) es uno de los pocos negocios que aún persisten en el corazón del Barrio Antiguo y lo más interesante es que la concurrencia es muy alta.
San Juanito Blues y La Casa de la Bombilla Verde han abierto sus puertas en tiempos recientes, retomando aquel concepto de las antiguas peñas.

Patricia, terminó con los dos pulgares hacia el cielo.

 

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