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1305 26 Abril 2013

 

EN LAS NUBES
La miseria
Carlos Ravelo Galindo

En tanto no se acabe la pobreza extrema en los casi sesenta y nueve millones de mexicanos, menos se abatirá su hambre. Los políticos, no importa los partidos, se rasgan las vestiduras para protestar por todo. Menos por las tragedias, que se viven por culpa de los maestros o sus cómplices, ya no sólo en los Estados, sino en la misma Casa de Estudios de la República, sí la Unam, en donde sigue la desdicha.

Peña Nieto, conocedor de la miseria que asedia al país, trata de enmendarla. Puso a Rosario Robles para lograrlo, pero sus antiguos “amigos”, la combaten. Ella responde y despide a quienes, presuntamente, abusan de la confianza del gobierno federal. No satisface a sus detractores. Recordamos que las políticas públicas, en su afán de abatir la falta del alimento, son las mismas.

Echeverría permitió que fábricas nacionales la mitigaran. No como hoy, con empresas trasnacionales para aumentar su ganancia. Quién no recuerda la frase de gala: “Si no hay pan para el pueblo, démosle pasteles”. Llevamos cien años de programas asistenciales. Presupuestos, leyes, pero sobre todo burocracia infecta, que no ha terminado con el apetito, el desear comer. Pero cómo, si más de la mitad de los que viven en este país carecen de medios para hacerlo.

El mismo estado, con sus pleitos, se encarga, de producir más pobres, más muertos de hambre, porque no crea empleos. Que sigan las riñas que solo benefician a los poderosos. Ni modo. Que sigan los discursos y las discrepancias.
        
carlosravelogalindo@yahoo.com.mx

 

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