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1336 10 Junio 2013

 

EL CRISTALAZO
Las mafias invisibles
Rafael Cardona

Ciudad de México.- Quizá la más innecesaria de las discusiones sea sobre el reconocimiento oficial de la existencia o no, de cárteles de la droga y pandillas en nuestras calles y barrios, con dominio territorial defendido a plomo y sangre, la presencia ominosa cuyas evidencias ya vemos en distintas partes de la capital.

Esta ciudad, resulta claro, es el mayor centro de consumo y distribución de cualquier objeto, mercancía o servicio en la república mexicana. Aquí se negocia con lo legal y lo prohibido; conviven en el precario equilibrio del enjambre y la colmena, todos los oficios y las actividades. Buenas, malas y peores.

La fórmula de ese balance de intereses, cuya fractura generaría un caos de dimensiones bárbaras con efectos inimaginables, han sido la tolerancia, la concesión, la negociación en el disimulo, la corrupción connivencia. Y al parecer ya no sirven más. La ciudad necesita otra manera de gobernar y esta es una dorada oportunidad para Miguel Angel Mancera.

Recuerdo esta escena: caminábamos por el barrio de Tepito en tiempos lejanos. El delegado de Cuauhtémoc era otro Cuauhtémoc, Santana. El funcionario caminaba a zancadas entre el bullicio del tianguis:

―”¡Licenciado, licenciado...!”, le decía el líder quien se colocaba frente al administrador político. “Si no nos dejan vender, ¿de qué vamos a vivir? Ustedes dicen, licenciado, prefieren un barrio de vendedores o de rateros. ¿Nos quieren robando y asaltando? Déjenos vender.”

Y se toleraron las cosas y con las ilegalidades menores se coludieron las autoridades. Permitir también es participar. A las infracciones menores, sobrevinieron las mayores, como hoy cuando ya no hay ley, cuando el Eje 1 norte es nuestra franja de Gaza, por decirlo en términos exagerados. Y otras zonas urbanas nuestros equivalentes a las autonomías regionales.

Esto lo ven la política, el clientelismo perredista cuya voracidad ha estirado el elástico hasta la ruptura; el periodismo ahíto de reportajes y noticias sobre casos y casos de venganzas y asesinatos, detenidos y evadidos; lo saben los policías, los judiciales, los investigadores, los preventivos, los espías y hasta los clérigos.

Saben de esto los promotores del voto, los encuestadores de los programas sociales, los del dispensario y la casa de putas, los bodegueros, los chavos de la invisible motoneta repartidores, los emigrantes de Las Lomas en tropel a comprar “piedra” en los picaderos, los hoyos y las cavernas; lo conocen los habitantes de túneles y pasadizos, los ex delegados, los delegados; los del gobierno y los del auto gobierno. También lo sabían los muertos, los del gimnasio y los otros.

Pero no conoce a fondo la gran literatura. Dijo Rafael Ramírez Heredia en su inmortal “La esquina de los ojos rojos”:

“…al Tacuas le dirige la palabra, lo obliga a contestar, que nadie se duerma, que tres de los chavos se vayan a la estación del metro, y desde lejos cuenten cuando los de Xochiaca se junten, que se descuiden los cabrones, y les van a dar pa dentro, insiste Fer, uno a uno les va mirando los ojos, quiere meterse al miedo, más miedo da cuando no hay miedo, alguien alguna vez le dijo, él se lo repite, en el Barrio se repiten las consignas, y dio la orden de buscar lo que necesitaran, sabiendo que cada uno de los doce lleva herramientas pero nada de fogones, las pistolas no caben en este momento, fierros, guanteletes, tubos pequeños, cinturones con hebilla grande…”

“…la competencia nos quita clientes, ¿lo estás oyendo? Por eso deben estar listos, identificar a los que ajenos a las organizaciones del Barrio, mandan sus dílers pa enganchar a los compradores del espidbol divino, de las tachitas bellas, de la hierba sagrada, de los chochos milagrosos, de las pastas supremas… y mandan una caterva de vendedores a ofrecer mercancía chafa y así bajar los precios pa cimbrar la estructura de un negocio donde el dinero corre como lluvia de agosto...”

A final de cuentas eso es todo. Una competencia violenta y delictiva por el mercado violento e ilegal (y por tanto caro) cuyos tentáculos se extienden a los presos aparentemente confinados, pero a quienes el Estado les paga oficinas desde donde operan sus negocios con el auxilio de parientes, amigos, familiares de grado diverso.

Pemex

Indudablemente exitosa la ceremonia de abanderamiento de los buques de Petróleos Mexicanos en Mazatlán, Sinaloa. Fue una ocasión propicia para delinear el futuro de la primera empresa del país y un éxito para Emilio Lozoya.

Ahí el Presidente Peña enlistó los pasos necesarios para modernizar la paraestatal, vale la pena conservarlos como una guía para el porvenir:

1.- Convertir a Pemex en modelo de eficiencia, transparencia y rendición de cuentas. Es necesario crear una nueva estructura organizacional, que permita agilizar la toma de decisiones y mejorar su capacidad de adaptación.

2.- Liberar su potencial de inversión e innovación. La empresa debe tener acceso a tecnologías de punta, para mejorar su capacidad operativa y de ejecución.

3.- Afianzarse como una industria generadora de industrias. El sector petrolero debe incentivar el desarrollo de proveedores nacionales, impulsando cadenas y procurando el desarrollo equilibrado de las regiones.

4.-Orientar las inversiones hacia las actividades de mayor valor agregado y rentabilidad social para el país. Pemex debe tener mayor capacidad para fijar prioridades y ser detonador de las industrias que marcarán la pauta del desarrollo en este siglo.

5.- Fortalecer la ética corporativa de la empresa y su responsabilidad social. Como empresa del Estado, Petróleos Mexicanos tiene el deber de incrementar su contribución al bienestar y progreso de las comunidades donde opera.

6.- Promover la sustentabilidad ambiental. México exige un Pemex verde, limpio, respetuoso de la naturaleza, que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero y aumente sus acciones de restauración ecológica.

Y en medio de la metralla de quienes ven en el sindicato petrolero un obstáculo para algunos ingredientes de la futura reforma energética, Carlos Romero Deschamps, secretario general del Stprm, debe haber sentido como lluvia fresca las palabras presidenciales de respaldo a la organización sindical.

“Detrás de esta gran institución hay obreros, técnicos e ingenieros. Decenas de miles de mujeres y hombres que mantienen en marcha a la industria petrolera nacional. En esta fecha emblemática reconozco y felicito a todos los trabajadores de esta gran paraestatal, quienes cada día, mujeres y hombres, dan su mejor esfuerzo para mover a la empresa más grande y más importante de nuestro país. Muchas felicidades, y gracias a todas y todos ustedes.”

“Y no habré de fallarles. Aquí estoy junto a ustedes y al lado de ustedes, para seguir sirviendo a todo nuestro país. Muchas gracias, con todo mi afecto, para todos ustedes. Insisto, ustedes son el mayor activo de Petróleos Mexicanos”.

Asunción

Algunas personas interesadas en añeja columna sobre un incidente en el Instituto Asunción me envían mensajes y mensajes. No puedo reproducirlos todos pero acuso recibo de este cuya amplitud excede el espacio, pero comienza así:

En respuesta a su carta (carta o columna) que escribió el pasado 31 de mayo del presente, me permito dirigirme a usted para darle a conocer mis puntos de vista, esperando lo lea y tengamos respuesta ya que hemos visto que no ha contestado a todos los tweets ni correos que se le han mandado después de su carta por parte de la Comunidad Asuncionista (he comentado algunos, como consta en los archivos).

“Le comento que Yo (con mayúscula) escribo como mamá, no como ex alumna que también fui, y tengo Familia (con mayúscula) que ha ido en este Instituto (con mayúscula) desde que se inauguró por lo cual por eso me tomo la libertad de escribir sobre algo que he visto y sé no de ahora sino de muchísimos años atrás.  

“En primera, le comento que su artículo carece de sustento ya que pone cosas que ni al caso como empezando con que el Instituto está asentado en las inmediaciones del que fue el domicilio de José Vasconcelos, eso que? (sic) que tiene de importancia?, si sabe o investigó un poquito, el Instituto como le digo y se lo vuelvo a decir, lleva más de 50 años ubicado ahí, por lo que ni al caso en el domicilio de quién esté asentado...

En fin, como se ve, hay quien confunde una columna periodística con una carta y se queja hasta de una referencia urbana, como lo de Vasconcelos. Eso hace muy difícil cualquier discusión pública o privada, como sucede con la señora LVM a quien de todos modos le agradezco su atención.

 

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