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1353 3 Julio 2013

 

EN LAS NUBES
Piden perdón los panistas
Carlos Ravelo Galindo

Ciudad de México.- Como bien dice el naucalpense Luis Felipe Bravo Mena, su partido el blanquiazul debe pedir perdón al pueblo de México.

A este reclamo se unió Diego Fernández de Ceballos. Coinciden en que quienes llegaron al poder han engañado, defraudado; y demuestran hoy lo que aprendieron en doce años. Lo más grave, traicionar a quienes les dieron su confianza, y éstos, lamentan haberlo hecho.

La fracción política que fundó don Manuel Gómez Morín en 1938, para contrarrestar los abusos del partido tricolor, hoy se quedó corta en lo que combatió desde la oposición. Se sabe que desde que arribó al poder Fox, su familia, y muchos más que ya cambiaron de hábito, el pan (por llamarlo por su nombre) se conduele de su mala suerte.

Ve, con profunda tristeza, que los azules que están en el Congreso disfrutan de cientos de millones de pesos, sin que se esfuercen en disimularlo. Hacen alarde de su poderío en ambas cámaras pero “ni sufren ni se acongojan”. Se quedan los senadores con su “mochada”, que su ex coordinador les dejó de herencia. Cesó en una encomienda, pero sigue en el candelero.

Ni se inmuta, pues supone pensar por quien se fue en diciembre último. Cree que la vida no es más que una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir. Bravo Mena, ex jefe nacional azul, califica de doloroso y vergonzoso éste episodio. Demanda pedir perdón al ciudadano, la pena es que nadie le hace caso.

Pero, se lo harán al que litigó grandes fortunas mientras disfrutaba la influencia de senador. Al que, acaso como castigo o premio, lo secuestraron durante buen rato. Al que le sacaron parte de la fortuna que ganó en tribunales desde su escaño. Acción Nacional no duda de calificar lo que pasa en el Congreso, como doloroso y vergonzoso.

Demandan, además de solicitar el perdón, poner en marcha una rectificación a fondo. Tanto Diego como Luis Felipe Bravo que ha sido presidente del partido, reconocen que durante los ocho meses que duró como líder senatorial, el señor Cordero incurrió en derroche con el manejo de los fondos, por ello es crucial disponer de instituciones y leyes que limiten ese poder, obliguen a la transparencia y se impongan sanciones con energía a los múltiples desvíos, no de hoy que ya colmaron la paciencia, sino de siempre.

Ambos lo hacen en un momento inapropiado, cuando está a la vuelta la elección en catorce estados; como si el perdón pedido ayudara a recobrar la confianza en quienes lo mismo en estados y federación, vaya, en cargos públicos, se olvidaron de la doctrina panista y aplicaron la propia de enriquecimiento.

Fallaron a los electores, a los fundadores y a panistas de gran estatura moral, a quienes disminuyó el mismo ex presidente de nuestro país, como Zedillo, en el destierro.

No fue inspiración la que demostraron los modernos abusadores, sino su tradición. Y tienen razón, uno por uno de los 38 representantes azules, cuando afirman: Es mejor pedir perdón, que pedir permiso.

carlosravelogalindo@yahoo.com.mx

 

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