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1369 25 Julio 2013

 

Respuesta a Sergio Sarmiento
José Luis Apodaca

Monterrey N.L. 25 de julio de 2013.

Sr. Sergio Sarmiento:

Me permito hacer referencia a sus últimos artículos publicados en el diario Reforma, en los que aborda el tema de la apertura a la inversión privada de Pemex que usted promueve, y su punto de vista sobre una reforma fiscal. Excelente su comparación con Noruega, porque en su cita de Mark Twain, ciertamente “pocas cosas hay más difíciles de aguantar que la molestia de un buen ejemplo”.

Ese país nórdico de 6 millones de habitantes con un ingreso per cápita de los más altos del mundo, es una nación económicamente independiente que posee empresas muy competitivas, capaces de brindar empleo bien remunerado a todos sus ciudadanos; proporciona a todos sus habitantes máxima calidad en asistencia médica y educación, gratuitos: en proporción a su PIB recauda 4 veces más impuestos que México, y gasta por estudiante en números absolutos 6 veces más.

La explotación del petróleo de Noruega significa ingresos muy importantes, que han apoyado un alto grado de inversiones en su infraestructura nacional, y como usted afirma han canalizado gran proporción de los remanentes para cubrir las pensiones de sus jubilados de ésta y de la próxima generación. Duro contraste con México, con 50 millones de ciudadanos que sufren algún grado de pobreza, de los cuales 25 millones se encuentran en extrema pobreza, y una deuda nacional oculta que es de 138 por ciento del PIB.

Como es del conocimiento público en México solamente se paga un 11 por ciento del PIB en IVA e ISR, y Pemex aporta casi un 60 por ciento de sus ingresos por ventas en impuestos, para cubrir los gastos presupuestales del gobierno federal. Pemex transfirió en los dos últimos sexenios gobernados por el PAN casi 8 billones de pesos en impuestos: desafortunadamente lo que destinaron de ese monto a inversiones y a generar empleo, fue mínimo: todo se fue al gasto, y por otra parte condonaron impuestos a las grandes corporaciones nacionales y extranjeras.

Aun así, la mayoría de los partidos políticos y de los legisladores pretenden abrir Pemex a la inversión privada extranjera, para compartir con ellos una buena parte de los 8 billones de pesos de ganancias que podría obtener esta paraestatal en los próximos 12 años.

Tiene usted razón México debe aspirar a sistemas de países democráticos y progresistas como Noruega, cuyos grandes empresarios están dispuestos a pagar más del 60 por ciento de impuestos sobre sus ganancias, mientras que aquí en México no pagan ni el 2 por ciento. Y usted propone que una reforma impositiva en México “para ser exitosa primeramente debería tener tasas bajas.”

Es importante saber que de 2001 a 2013, Pemex gastó en inversiones más de 200 miles de millones de dólares en cientos de proyectos que son ejecutados por empresas contratistas, la mayoría, extranjeras.

Aún con las ineficiencias que implica esta forma de operar, Pemex logró 8 billones de pesos de remanente (que equivalen a 700 MMD) para apoyar al gobierno federal en sus gastos.

Pero usted propone que “es mejor tener socios que aporten capital y compartan riesgos con Pemex”: cabe preguntarse: ¿cuáles riesgos? ¿Qué proporción de las ganancias querrán llevarse las trasnacionales? ¿Y para qué requiere Pemex aportación de capital si tiene tan altos remanentes? Con tanta desinformación de los medios y del gobierno, es de admirarse la sabiduría popular de 68 por ciento de los mexicanos, que rechazan la inversión privada en la industria petrolera.

Usted señala que solamente la apertura dará impulso a la industria petrolera mexicana, y que urge incrementar la producción de crudo. Menciona como cifra catastrófica que en 2012 se produjeron 2.5 millones de barriles por día (MBD) mientras que en 2004 se alcanzó la extracción máxima de 3.4 MBD.
Sr. Sarmiento, en los últimos 3 años Pemex ha obtenido casi el doble de remanentes que en 2004, aunque produzca menos crudo, porque los precios del crudo se han conservado en 100 dólares por barril. Una política energética racional no intenta incrementar la producción al costo que sea: para ejemplo Pemex ha desperdiciado 8 mil millones de dólares en exploración en aguas profundas y Chicontepec, sin producir ni incrementar las reservas probadas de crudo (las únicas beneficiadas han sido las trasnacionales a las que se otorgaron esos contratos).

Usted menciona que Statoil la petrolera estatal de Noruega, vendió 129 mil 870 millones de dólares en el año 2012 y Pemex ingresó una cantidad muy similar. No menciona que la empresa noruega paga 40 por ciento de sus ingresos en impuestos, y que Pemex aportó al gobierno federal un 60 por ciento.

¿Es esa la intención de quienes pretenden la apertura de Pemex, que las trasnacionales se queden con una tercera parte de la renta?

Me parece cuestionable el éxito que adjudica usted al vecino país “el sistema privado de producción de crudo en Estados Unidos, impulsado por una gran inversión privada y nuevas tecnologías, particularmente la extracción de crudo de rocas de lutita o esquisto, ha logrado en 2013 una producción de 7.1 millones de barriles diarios (MBD)”.

Omite citar que este enorme país consume 20 MBD y es el mayor importador de crudo del mundo, y en energía, estratégicamente es más vulnerable que México, porque ventajosamente consumimos la mitad del petróleo que produce Pemex.

Pero estaría de acuerdo con usted en que prácticamente “la producción de gasolina ya está privatizada, pero en beneficio de empresas y trabajadores extranjeros.” En el sexenio pasado, Pemex importó gasolinas cuyo costo de refinación fue de 25 mil millones de dólares, cantidad suficiente para haber construido 2 refinerías de alta tecnología y haber mejorado las actuales de la paraestatal: usted y la mayoría de los partidos políticos y de los legisladores insisten en el mito de que la refinación no es rentable en el mundo, y pretenden modificar la constitución para legalizar que los extranjeros las construyan en México.

Sin embargo, la solución que le conviene a todos los mexicanos es que el propio Pemex construya dos refinerías en el menor plazo posible, para obtener rendimientos muy importantes, generar empleos e impuestos, y activar la economía interna mexicana.

Coincido con usted en que “mucho se nos ha dicho que el subsidio a la gasolina es consecuencia de que en México se cobra un menor precio que en Estados Unidos.” Sin embargo, es difícil entender como fundamenta el gobierno federal la afirmación de que los combustibles están subsidiados en México con 200 miles de millones de pesos anuales, si en el año 2012 recibió de Pemex por la vía de impuestos 800 mil millones; y son múltiples las áreas de oportunidad que tiene la paraestatal para reducir sus costos.
Sr. Sarmiento, la apertura a la inversión privada que proponen el gobierno federal, los partidos y el Congreso, pretende ser una solución a un problema que no está adecuadamente planteado. Pareciera que han olvidado que representan los intereses de todos los mexicanos, y no de las empresas trasnacionales que habrán de beneficiarse con esta apertura.

Saludos cordiales

José Luis Apodaca Villarreal

 

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