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1369 25 Julio 2013

 

TRANSICIONES
Distorsión electoral en BC
Víctor Alejandro Espinoza

Tijuana.- A casi tres semanas de la jornada electoral, los ecos de los comicios de Baja California no se extinguen. Prácticamente todos los días la llamada “prensa nacional” incluye un comentario, una observación, un apunte, sobre su trascendencia. Hay un amplio convencimiento de que el triunfo de la alianza Unidos por Baja California, conformada por el PAN, PRD, PANAL y PEBC, fue concertado: primero, se dijo, para que el PAN y el PRD no se salieran del Pacto por México, ahora se agrega que el móvil fue para apoyar la propuesta de reforma energética del PAN.

En el ámbito local, han surgido graves señalamientos al interior de la misma alianza por parte del candidato a diputado por el octavo distrito, el perredista José Luis Pérez Canchola, quien ha acusado al PAN de maniobrar para que la curul de representación proporcional que le correspondía le fuera asignada al panista Gerardo Álvarez. Ya veremos en qué concluye el diferendo, pues al parecer los tiempos de impugnación han vencido.

Otra de las noticias que llegan es el recurso de impugnación contra “la declaración de validez de la elección de gobernador y el otorgamiento de la ‘constancia de mayoría’ de Francisco Arturo Vega de la Madrid”, que el candidato a la gubernatura por Movimiento Ciudadano, Felipe Daniel Ruanova Zárate, interpuso con fecha 20 de julio. Veremos cuál es la respuesta que emita el Consejo General Electoral del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana. Si se atiende al documento presentado, la resolución no será sencilla, pues se trata de un verdadero desafío técnico-legal para los órganos electorales.

Sin duda, estamos ante la elección más competida de la historia política de Baja California; al menos en lo que hace a la disputa por la gubernatura. La diferencia entre Francisco Kiko Vega y Fernando Castro Trenti es de apenas el 2.6 por ciento. Es el margen más estrecho registrado. El anterior le correspondía a la elección inmediata anterior (2007), cuando el panista José Guadalupe Osuna Millán, superó por una diferencia de 6.31 por ciento al candidato priista, Jorge Hank Rhon.

Los resultados muestran un panorama sumamente complejo y se traducen en un verdadero desafío para quien encabezará el gobierno estatal. Tres de los cinco municipios serán gobernados por la alianza encabezada por el PRI: Tijuana, Tecate y Ensenada. Mientras que dos, Mexicali y Playas de Rosarito, lo serán por la alianza Unidos por Baja California, cuya cabeza fue el PAN. Esto significa que la mayor parte de la población de la entidad tendrá autoridades priistas.

Pero también continuarán los gobiernos divididos, es decir, el partido del gobernador no tendrá mayoría absoluta en el Congreso (la mitad más uno, 13 de los 25 diputados). Se calcula que el PAN y sus aliados sumarán 12; mientras que la alianza encabezada por el PRI tendrá 11. El fiel de la balanza podría ser Movimiento Ciudadano con 2 curules. Esa podría ser una paradoja: el PRD sólo lograría una posición pese a haber ido en coalición con Unidos por Baja California, que ganó la gubernatura.

Desde 1989 hemos vivido bajo gobiernos divididos, salvo el periodo 1995-1998, cuando el partido del gobernador Héctor Terán Terán obtuvo mayoría en el Congreso. Sin embargo, hoy puede darse la paradoja de que el PRI sume a los dos votos de Movimiento Ciudadano, y con ello continuar con el control mayoritario del Congreso. Ello exigiría una gran capacidad negociadora y de inteligencia política por parte del gobierno encabezado por Francisco Kiko Vega.

En el corto plazo, un dilema que se le presentará al gobernador electo será la integración del gabinete. Requiere de secretarios capaces. La presión de los grupos panistas y de sus aliados será mucha. Se habla de la posibilidad de un gobierno de coalición, pero nada se sabe más allá del nombre que suena atractivo.

Lo cierto es que los gobiernos panistas (federal y estatales) han sido poco permeables a la inclusión de personas con conocimiento de la materia y trayectoria, que no sean militantes. Han preferido perfiles ideológicos partidistas.

En un escenario complejo se requiere mucho más que lealtades: se necesitan capacidades. Y más, insisto, si añadimos que los aliados reclamarán espacios.

Ya pronto sabremos quienes estarán al frente del nuevo gobierno.

 

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