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1383 14 Agosto 2013

 

Tanta bondad genera dudas
Lilia Arellano

Cancún.- Ante el poco efecto que se consiguió despertando grandes escándalos como el regreso del dinero a Raúl Salinas, la libertad otorgada a Caro Quintero, la proximidad de la de Ernesto Fonseca, la desaparición de un General, la liberación de otros, el correr de versiones sobre la impunidad en torno a priístas de renombre y jerarquía así como de ex gobernadores, el caso del propio Andrés Granier, los registros de hambre y miseria, de desempleo, de fuga de capitales, y la creación de escenarios catastróficos, no tuvieron otro remedio que, retrasar la entrega de la iniciativa energética, y sacar a proyección nacional al propio titular del Ejecutivo para convencer a los ciudadanos de que lo que plantea su equipo es lo mejor que nos puede suceder en estos momentos.

Enrique Peña Nieto aseguró en cadena nacional que la reforma creará cientos de miles de empleos; que bajará los costos de las tarifas de electricidad, de gas y hasta los precios de los fertilizantes, con lo que se incrementará la producción de alimentos. Hizo uso (una vez más) de la figura del presidente Lázaro Cárdenas del Río para justificar la participación de la iniciativa privada en el sector energético y la modificación del Artículo 27 Constitucional. Sin embargo, subrayó que la renta petrolera no se compartirá.

Declaró una vez más que “Pemex no se vende, ni se privatiza”. También expresó que el Pacto por México es un factor positivo para este debate en el Congreso, a través el cual piensa obtener el apoyo de panistas y perredistas. 

En suma, difundió un resumen de los argumentos con que esta gestión pretende impulsar y concluir el proceso privatizador del sector energético del país, para diluir la oposición a esta meta neoliberal que culmina un proyecto de gobierno que tiene más de 30 años impuesto en México.

Si se tuviese la certeza de que se está actuando de manera correcta, en beneficio real de los mexicanos, protegiendo los intereses nacionales con la misma fiereza con la que quienes pretenden instalar sus inversiones en el área petrolera lo hacen en sus respectivos territorios (a los cuales llegarán las utilidades), si fuera cierto que establecerán empresas que darán empleo a cientos, miles de sus paisanos, todos ellos en oficinas, elevando los niveles profesionales, los mismos que construirán escuelas, universidades que tengan especialidad en los temas energéticos, los que habrán de ver resultados de crecimiento económico en el muy corto plazo, no hubiesen tenido necesidad de darle la voltereta a la iniciativa y presentarla, como lo hicieron, pasadas las 3 de la tarde, en el Senado, cuando ésta debió seguir la ruta de San Lázaro. 

Todo porque son menos los senadores de oposición y en general la plantilla senatorial, son pocas las voces que no dudan en expresar sus verdaderas opiniones y dar a conocer todo lo que puede sobrevenir con la autorización de este documento. De ahí que decidieran tramposamente que la Cámara revisora fuera la de diputados, en donde hay más opositores y la que atrae a los manifestantes.

Enrique Peña Nieto insiste en que Pemex y la CFE ni se venden ni se privatizan y no se duda que diga la verdad, ya que hasta ahora ninguna empresa extranjera o inversionistas nacionales han mostrado interés alguno por comprar acciones en cualquiera de ellas, de ninguna manera lo harían a sabiendas del desaseo que existe en su administración, del lastre sindical, del pasivo laboral con el que cuentan, de la corrupción existente, del retraso que padece en tecnología, de la falta de activos.

No son las empresas lo que el gobierno actual está ofertando sino lo verdaderamente valioso, los hidrocarburos, la materia prima que enriquece al que la posee ya sea por bondad de la naturaleza o por que la adquiere a cualquier precio. Las dos paraestatales continuarán como están, con sus cargas y malos manejos, convertidas en empresas sin nivel de competitividad cuya operación resultará mucho más onerosa que la que habrán de realizar las que firmen documentos que les permitirán explorar y explotar nuestros pozos.

Una vez que han dejado el esqueleto de Petróleos Mexicanos es cuando garantizan que habrá transparencia, que se adoptarán mejores prácticas con relación a la adjudicación de obras, en las adquisiciones, etcétera. A la CFE dicen que le darán flexibilidad operativa que ayudará a reducir costos y cómo puede uno creer semejante historia cuando los recibos de consumo cada día se muestran más elevados, cuando se asegura que habrá tendido en todo el país a sabiendas de que éste existe y es un punto en el que hay que elogiar a esta empresa, cuando sin el menor recato decidieron deshacerse de la paraestatal que podía manejar la fibra óptica.

A los trabajadores de ambas les garantizan respeto absoluto a sus derechos laborales, lo cual si se traduce correctamente quiere decir que no habrá despidos y con más de 150 mil empleados no se ve por donde es que será competitiva y lo mismo sucede con la eléctrica y habrá más si se trata de liquidaciones.

El gas natural se exporta y se importa el procesado, ante eso no se ve como pueden asegurar que se reducirán los precios. Que dicen que con el gas más barato habrá fertilizantes y ¿quién los producirá? ¿Otras empresas privadas? Porque Fertimex ya no existe. Para el 2015 habrá 2.5 millones más de empleos y ¿saben cuántos jóvenes reclamarán espacios de trabajo durante el lapso que comprende los años que faltan? Son 12 años entre 2.5 millones apenas si cubrirán 250 mil empleos en el mejor de los casos que son totalmente insuficientes si se trata de que este sea argumento para defender su reforma. Para el 2018 esta entrega permitirá un crecimiento mayor del 1 por ciento y para el 2025 del 2 por ciento.

Encuentran la ventaja de escoger con quien asociarse, lo cual también es otra gran mentira porque los contratos múltiples ya existen y solo les falta esta legalización. Como cuando nos dijeron las bondades de las reformas al IMSS y al Issste, la energética dicen que generará escuelas de calidad, hospitales, programas sociales, carreteras y servicios de agua.

Advierten que todas esas empresas que habrán de invertir en refinación, petroquímica, transporte y almacenamiento pagarán impuestos, y uno no deja de preguntarse si se los van a cobrar con las mismas canonjías que les tienen a las más de 40 empresas gigantes que tienen estímulos y descuentos que los han obligado a exprimir a los causantes cautivos y a pequeños y medianos empresarios.

Si no se atreven con las del pan, las cerveceras, la telefónica, las televisoras, ¿lo van a hacer con los gigantes petroleros que además financian guerras?

 

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