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1383 14 Agosto 2013

 

FRONTERA CRÓNICA
Niños en la cruz
JRM Ávila

Monterrey.- Encuentro en Facebook seis imágenes publicadas por Rafael Ferrez y retomadas por Vidal Medina que resultan bastante impactantes porque semejan una crucifixión de niños y niñas.  En cada imagen hay una persona adulta con los brazos extendidos hacia los lados y dando la cara a la pared, simulando la cruz. De cada “cruz”, pende un niño o una niña, en la misma postura de alguien crucificado.

En la primera imagen, el personaje-cruz es un sacerdote católico y el crucificado un niño semidesnudo. Con esto se pretende ilustrar y denunciar los casos de pedofilia que se han presentado en iglesias católicas de varias regiones del mundo y que hasta ahora han sido ignorados o vistos sólo de soslayo por el Vaticano.

La segunda imagen, cuya cruz-personaje es un turista ataviado con gorra, anteojos para sol, camisa tropical, pantalón corto, medias, tenis y cámara fotográfica, crucifica a una niña vestida de celeste y blanco.

Esta representación se refiere al abuso infantil en el turismo de Tailandia, según la explicación de quien hace la denuncia. Es obvio que bien podríamos cambiar Tailandia por muchos otros nombres de países y no mentiríamos.

En la tercera imagen, para denunciar los abusos de la guerra en Siria (aunque sirve para denunciar todas las guerras vigentes en el planeta), una niña vestida con ropa tradicional de su país, cuelga crucificada de una cruz-soldado cuya arma se ve posada en el piso.

El tráfico de órganos en el mercado negro, cuyas víctimas principales son niñas y niños de países pobres, se encuentra ilustrado en la cuarta imagen. En ella aparece un médico-cruz ataviado de azul celeste, con instrumentos quirúrgicos en las manos. Un niño con short pende de los brazos del médico. Un recipiente para transportar órganos humanos aguarda en el piso.

La quinta imagen está formada por una niña vestida con uniforme escolar y pende crucificada de un joven vestido con camiseta roja y pantalón paramilitar. Este hombre-cruz lleva una escuadra en la mano izquierda y una metralleta en la derecha, mientras un arma larga se ve recargada en la pared y hay casquillos regados en el piso. La protesta es contra la libertad de portar armas en Estados Unidos de América.

La última imagen, pero no la menos significativa, nos presenta como cruz al payaso de una conocida marca de hamburguesas. De sus espaldas cuelga crucificado un niño obeso que lleva puesto un short negro. Es la obvia denuncia del daño provocado por las empresas transnacionales de comida rápida en los niños. Y aquí podríamos cambiar de cruz-personaje, porque la empresa que ilustra esta imagen no es la única que provoca el fenómeno, lo cual no la hace menos culpable de lo que es.

Sin caer en exageraciones, podríamos decir que seis imágenes son pocas para ilustrar los abusos de los que es víctima este grupo tan vulnerable. Basta recordar el acoso escolar, la violencia intrafamiliar o el trabajo precoz.

Después de enfrentarme a estas imágenes, espero que, dentro de cien años, quienes habiten el planeta, hayan desaparecido estas barbaridades, y sepan que hoy existe gente que se preocupa y hace todo lo posible porque no existan.

Digo, para que no nos metan a todos en el mismo costal.

 

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