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1385 16 Agosto 2013

 

Esperando la utopía
Ricardo Javier García

Monterrey.- Emulando al inglés Tomas Moro y al dominico Tomas Campanella, que habían concebido comunidades y ciudades ideales en una isla llamada de la Utopía, el Presidente Peña Nieto presenta una Reforma Energética salvadora, que nos envía 500 años atrás en búsqueda de la economía y sociedad perfecta y sublime.

Apoyados en lo expuesto en 1940 por el General Lázaro Cárdenas, pues ello prestigia, sin mencionar los cambios a las Leyes secundarias, reglamentos y normas ambientales laxas que actualmente se usan, el gabinete Peñista habla de no privatizar y sí de disminuir las tarifas de luz, gas y energéticos, en una utopía siempre esperada por los mexicanos al inicio de cada sexenio.

Cuando los políticos usan el término “reforma energética” para facilitar que empresas extranjeras exploren y extraigan petróleo del subsuelo en aguas profundas del Golfo de México, saben que la palabra es una puerta a solución de pobreza e inconformidad.
Niega el secretario Videgaray que se hable de privatizar Pemex, y con doble lenguaje, trata de convencer de que el organismo necesita crecer reformando los Articulos 27 y 28 Constitucionales.

Después de la depredación insustentable del subsuelo por gobiernos irresponsables de Fox y Calderón en doce años hasta agotar Cantarell, después de desalentar, jubilar y despedir a cuadros técnicos y gerenciales de alto nivel, dejar obsoleta maquinaria e industria petroquímica (que hasta mediados de los ochentas se renovó) y de no sustituir, con nuevas exploraciones, los yacimientos exitosamente encontrados entre 1903 y 1982, el gobierno federal no ve mas solución que empresas privadas extranjeras, cuando General Cárdenas enfatizo que sólo fueran nacionales, nos saquen de la indolencia federal en inversiones para Pemex.

La reforma utópica que despliega el presidente Peña Nieto es parte de un modelo socio-económico agotado, y configura un modo de vida insustentable por empresas no nacionales que repetirán lo que las transnacionales inglesas y canadienses mineras han hecho depredando aguas, aire y tierra del país, no aumentando las empresas de energía alterna, sin fortalecer la soberanía de la nación y sin duda con escasos beneficios a la economía familiar.

Destinemos recursos económicos, que los hay, con un nuevo régimen fiscal en un Pemex esquilmado por la alta burocracia Hacienda-Presidencia, exigiendo disminuya el excesivo gasto corriente federal. En esa gordura está el capital operativo futuro de Pemex.

Peña Nieto con su Reforma Energética puede que se quede como el utopista francés Charles Fourier en el siglo XIX, sentado en un restorán de Paris, comiendo solo y dejando en vano un cubierto en la mesa, para que los capitalistas europeos le proporcionen recursos para realizar una utopía engañosa.

 

Ricardo Javier García es arquitecto, urbanista, y diplomado por la UNESCO en Energía Solar.

 

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