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1385 16 Agosto 2013

 

Abrir el debate
Samuel Schmidt

Ciudad de México.- En México poco se debate, y cuando finalmente se llega a ese momento el proceso es muy peculiar, porque de repente el micrófono lo ocupa alguien que no es experto o no sabe mucho, pero alguien le indicó que había que ocupar los espacios. Así no nos encontramos en la confrontación de ideas entre expertos, sino en los dichos de alguien enviado para decir algo.

Hay dos temas controversiales actualmente en el país y aunque debería haber más, estos no se abren: reforma energética y despenalización/legalización de la mariguana.

Respecto a la reforma energética, la gente ha estado hablando respecto a una propuesta presidencial inexistente, aunque tal vez ahora que la presentó ya podremos encontrarle más sentido a las cosas. Una de las voces más estridentes es de algunos panistas, aunque no queda claro que es lo que quieren.

George Baker, expert en cuestiones de petróleo, especialmente de México, se dice desconcertado y dice: “el PAN quiere cambiar actividades reservadas al Estado en las categorías de petróleo y gas, electricidad y petroquimica.”

Nuestra pregunta (insistiendo) es ¿por qué? Baker piensa que con incentivos fiscales se puede motivar la inversión y entonces no hace falta cambiar la constitución. El PAN, al parecer, busca romper tabús y crear, según Baker, un esquema a futuro que evite que algún presidente quiera cambiar el nuevo modelo en el futuro.

Pero a la propuesta del PAN le falta decirnos qué tipo de país quieren y qué tipo de energía quieren en ese país, pero tal y como hicieron cuando (des) gobernaban, es plantear parches.

El PRD ha dicho que acepta la reforma (¿cuál?) siempre y cuando no se cambie el 27 constitucional. Lo que si aclaran es que se opondrán con lo que haga falta a la privatización. Ojalá explicaran que es lo que buscan, pero eso lo sabremos la semana entrante.

El gobierno se esperó mucho para abrir la boca, tal vez hasta saber que ha llegado a un consenso con los partidos para que su propuesta pase sin mucho debate, para garantizar que haya desgaste político previo, en secreto y evitando costos políticos concentrados, mejor dicho, distribuyendo los costos políticos tratando de que les toquen los menos posibles.

Así que por lo pronto, fuera del cambio al artículo 27 constitucional que Peña Nieto prometió que no haría, lo demás parece ser ajustes administrativos. Habrá que leer la letra chiquita porque siempre el diablo está en los detalles.

Respecto a la legalización de la mariguana, escuchamos argumentos de gente no experta que dice lo que cree que puede suceder, sin ninguna evidencia y mucho menos análisis prospectivos. Cuando alguien dice: “si se legaliza la mariguana aumentará el consumo”, no queda claro si habla de su experiencia personal, si no la ha fumado porque no la conseguía, o si la conseguía era ilegal y no quería correr el riesgo, o si sin haberla fumado, finalmente se animará si la legalizan. Los datos de reporte de consumo en el país muestran que apenas y llega al 1.5 por ciento de cierto rango de edad, y posiblemente no llegue más allá.

En un documental muy bien elaborado, Sergio Umansky cuenta el secuestro de que fue objeto por policías cuando fueron a comprar mariguana. Cierto que de estar legalizada, la policía no hubiera podido detenerlos y menos secuestrarlos y extorsionarlos. Si solamente se logra reducir la corrupción policíaca, la legalización ya valió la pena.

Lo peculiar es que ya es legal portar 5 gramos de mariguana destinados al consumo personal, pero muy al estilo mexicano, el acto legal se sustenta en el ilegal de comprarla y venderla. Despenalizar la mariguana implica regular su producción, procesamiento, comercialización y consumo.

Aunque de todas maneras me parece que deberíamos estar hablando de las adicciones y de todas las drogas, porque es inconcebible que mientras los jóvenes se pueden envenenar con alcohol o tabaco, se les prohíba hacer lo mismo con la mariguana. Y claro que esto nos lleva a la discusión de que cual sustancia es MÁS dañina, porque no vamos a negar a estas alturas que el tabaco causa enfisema y cáncer, y que el alcohol produce enfermos de alcoholismo, y ambas adicciones tienen un costo tremendo para la sociedad.

Un debate sobre el consumo de drogas debe incluir a todas las sustancias sin temor a afectar intereses tan poderosos como los de las destilerías. ¿O seguiremos tolerando que la gente se embrutezca en los estadios donde se práctica deporte, y encarcelando a la gente que se fuma un cigarrillo de mariguana?

Todas hacen daño, es hora de empezar a discutir sobre como sanar a la sociedad.

 

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