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1391 26 Agosto 2013

 

Sobre cuotas escolares y otros demonios
Ismael Vidales Delgado

Monterrey.- El asunto de las cuotas escolares es recurrente cada año en un match de sobra conocido:

¡En eeesta esquina, las Asociaciones de Padres de Familia solicitan que los padres cumplan con las cuotas aprobadas por los que si fueron a la junta en la que se trató este tema! ¡En esta oootra, los secretarios de educación, federal y estatales, recitando el parlamento asignado en el guión de esta mascarada teatral: “ningún director podrá negar el acceso a la escuela a los niños que no paguen las cuotas... cualquier desacato, será recurrido ante las autoridades judiciales”

Las autoridades ni siquiera se han enterado de que las cuotas son requeridas por los padres de familia y no por los directores de escuela, precisamente por una disposición nacional que reemplazó los Sociedades de Padres de Familia por las Asociaciones.

La Constitución en su Artículo Tercero, establece que la educación es gratuita, las autoridades lo repiten en automático y ciertamente no existe ningún pago reclamable a los padres de familia en contraprestación por recibir este servicio, pero también es cierto que el Estado no se hace cargo del gasto total de las escuelas y jamás ha entregado dinero para estos gastos.

Con las exiguas aportaciones de los padres de familia, se revive cada año aquella cancioncilla picaresca de Chava Flores titulada “La Bartola” que habla de un tipo desobligado que le deja a su esposa dos pesos para el diario, y la consigna de que con ellos pagara la renta, el teléfono y la luz; la criada, y su “alipús”, y además ahorrara para un abrigo de visón.

Los diputados de Nuevo León declaran a voz en cuello que visitarán personalmente a los directores de las escuelas denunciadas por negar el acceso a algún niño, porque sus padres no pueden pagar las cuotas escolares. Me temo que se van a encontrar con que no son los directores los que cobran, sino las Asociaciones de Padres de Familia, pero me pregunto ¿por qué no apoyan también a los excluidos, año con año, de las universidades públicas?

El asunto, es muy añejo, y ya debía haberse resuelto: o la SEP se hace cargo absolutamente de todos los gastos que origina la prestación de los servicios educativos, o se calla la boca y deja que las asociaciones se provean de ingresos voluntarios de los padres de familia que mucho hacen para coadyuvar a resolver un problema que el Estado no puede atender.

Estamos totalmente de acuerdo con que la educación básica es un derecho humano, una obligación del Estado y nadie debiera carecer de este beneficio, sin embargo, estaría bien que las autoridades educativas revisaran el grado de cumplimiento a nivel mundial de “Educación para Todos” y entenderían que son muy pocos los países que pueden atender esta obligación.

Por ello México le dio reversa a la obligatoriedad del preescolar; y no quiero ser ave de mal agüero, pero me temo que le va a ocurrir lo mismo con la Educación Media Superior. Lo que debiera hacer el gobierno es conciliar a los actores responsables del financiamiento de la educación, incluidos los empresarios honestos, y decir la verdad, en lugar de pasársela anatemizando al magisterio con declaraciones como “El gobierno federal prohibirá el cobro de cuotas obligatorias en las escuelas públicas e impedirá que se condicione la inscripción, el servicio educativo, la entrega de documentación o la aplicación de exámenes al pago de dichas aportaciones.”

Hace muchos años, los padres de familia coadyuvaban físicamente en tareas de arreglo y conservación de la escuela; ahora las cosas han cambiado, muchos padres de familia no pagan porque no tienen dinero ni ganas de corresponder con una jornada sabatina mensual, otros no pagan porque algún diputado les consigue beca (que no sale del bolsillo del diputado), otros porque no les da la gana, y muchos llegan gritando y ofendiendo a los maestros, dándoles un trato de sirvientes en vez de considerarlos como lo que son: profesionales de la educación.

Que no se le ocurra a un maestro llamar la atención a su querubín porque la queja va directa a Derechos Humanos y a las televisoras en donde los locutores editorializan las notas, como si supieran de todo, y algunos hasta emiten juicios de valor sumarios y convocan al pueblo para que llame a la estación y emita su opinión. Alguien debiera advertirles de las responsabilidades legales en que incurren al tomarse estas atribuciones.

Personalmente, en mis años recientes como directivo de un sistema de preparatorias, viví un caso en el que un grupo de ocho madres de familia y un vecino “solidario”, se presentaron en mi oficina a pedirme que corriera a un director porque le había estirado los cabellos a su pequeño (un sujeto de casi noventa kilos de peso y 1.78 m de estatura) y como prueba me mostraban la grabación que traían en su celular.
Indagando el asunto, encontré que el querubín le había mentado la madre al Director porque le pidió que no estuviera jugando mientras se entonaba el Himno Nacional. Obviamente no iba a desocupar a un Director, hay procedimientos y derechos que deben respetarse y salían de mi jurisdicción. Comprobado el ilícito del querubín, el grupo se retiró maldiciéndome y amenazando con que irían a una televisora que se alimenta con este tipo de notas.

¿Qué quiero decir? Que en el asunto de las cuotas escolares y otros similares, padecemos algunas autoridades educativas reactivas que no conectan su boca a sus asesores (no digo al cerebro, porque sería mucho pedir) y hablan en automático; tenemos muchos padres de familia muy pobres que merecen todo tipo de facilidades, no como la beca que prometió el Gobernador de Tabasco al niño humillado por un policía que lo obligó a tirar sus dulces al suelo.

No, yo hablo de cosas serias no de vaciladas; tenemos algunos padres de familia insensibles y excluyentes que miran a los maestros como enemigos o sirvientes; tenemos muchos directivos muy “maletas” cuyo mérito principal es haber envejecido usufructuando la cooperativa escolar. Pero por otro lado y en abundancia, tenemos directivos y maestros en todos los espacios y niveles educativos, que calladamente se dedican a hacer su chamba, hacia ellos es donde debemos mirar, identificarlos y confiarles las tareas nodales de la educación.

Sé que mi propuesta es una utopía, pero como dijo Eduardo Galeano, para eso sirve la utopía ¡para caminar!

ividales@att.net.mx

 

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