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1392 27 Agosto 2013

 

¿Se buscan mártires?
Hugo L. del Río

Monterrey.- En la primera reunión de trabajo, llamémosla así por cortesía, de senadores con gente de la CNTE –me niego a darles el título de profesores– el acuerdo principal es que no hubo acuerdo. Eso sí, continuará el diálogo.

Algo es algo, aunque quizá la ronda de pláticas (que no negociación) lucirá poco, porque los cenetistas le darán nuevo impulso a sus desmadres: bloqueos de avenidas y calles, protestas ante embajadas, el Zócalo ocupado y amenazas de todos los colores y tamaños, ahora que falta poco para el I Informe del presidente Peña Nieto.

A su vez, el jefe del Estado mexicano proyecta la impresión de que no es una persona de mucha gallardía. Dirigirá su mensaje a la nación… desde el Campo Marte, protegido por miles y miles de soldados. Ozú, qué cosas ve uno en la vida. Queremos creer que mientras se platique, así sea para intercambiar chistes de Pepito, no se desbordará la violencia. Pero los de la CNT parece que están decididos a obligar al gobierno a reprimirlos.

No se puede paralizar, impunemente, la vida en la ciudad capital de México. Y eso es lo que han estado haciendo hasta ahora. Habrá unos veinte mil de ellos: me pregunto si representan al millón de educadores y empleados de la SEP, y mañana llegan al defe otros diez mil. Los niños de media docena de estados no tienen clases. Antes, los maestros enseñaban. Supongo que ahora, al ver a los peques fuera de las aulas, gritarán o, por lo menos, pensarán: que se jodan. Con esos pequeños sin escuela también se jode México.

Negociar es imposible: la Federación dice que en la Reforma Educativa ni un paso atrás; por su nada respetable parte, la coordinadora reitera que no la aceptará. Entonces, tirios y troyanos están preparados para perder el tiempo, en tanto que los chilangos sufren como condenados en uno de los círculos del infierno.

Haría bien la CNTE en seguir una política de moderación. Tanto la SeGob como Miguel Ángel Mancera, jefe del gobierno de la macrópolis, ya endurecieron el tono. Y es que la paciencia de la cúpula política, y hasta la de Job, tiene un límite. Se dice que la intención de los cenetistas era ocupar el aeropuerto internacional de la Ciudad de México, que no descartan la posibilidad de tomar por asalto las sedes del Senado y la Cámara de Diputados, y que entre los más radicales de estos miles de exaltados hay gente armada que habla de derrocar a Peña Nieto.

El ambiente es propicio para los rumores y el sospechosismo. Pero, en plan objetivo, lo que vemos es un gobierno priísta desbordado y paralizado y una enorme ciudad, administrada por una izquierda inteligente, enloquecida y furiosa.

Supongo que la CNTE quiere que le maten a unos cuantos seguidores para tener mártires y contar con un pretexto para agravar la crisis. No queremos, ni en las peores circunstancias, una política de represión. Pero tenemos derecho de exigir a la clase gobernante que imponga el orden.

Sobran recursos para hacerlo sin derramar sangre.

 

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