Suscribete
 
1403 11 Septiembre 2013

 

FRONTERA CRÓNICA
Tarjeta clonada
JRM Ávila

Monterrey.- El procedimiento que sigues es el mismo de siempre. Tras introducir la tarjeta de nómina en la ranura del cajero Banorte, tecleas la cantidad que vas a retirar, pides comprobante del retiro, evades ofrecimientos de donativos y créditos. Recibes finalmente los billetes, el comprobante y la tarjeta.

Pero cuando observas en el papel la cantidad que te queda y notas que el monto es cinco veces menor a lo que suponías, dudas de tus cálculos. Haces memoria de tus últimos retiros, y para cerciorarte, entras al banco y solicitas estado de cuenta.

Ves el listado y todo queda claro: te han clonado la tarjeta. Te pagaron el viernes y aunque tu último retiro fue el miércoles, hay una serie de movimientos hechos durante el fin de semana. Cada retiro aparece con centavos, lo cual es inusual, ya que las cantidades que retiras siempre son cerradas a números terminados al menos en dos ceros.

Alarmado, le dices a quien te entregó el estado de cuenta que esos retiros no los has realizado tú y que el único que reconoces es el último, que acabas de realizar hace menos de cinco minutos.

¿Dónde puedes aclarar la situación?

El primer paso es reportar mediante un teléfono especial que se encuentra en un rincón del banco. Hacia allá te diriges y por más intentos que haces, no consigues tu cometido. El tiempo que te concede la máquina se agota una y otra vez. Te desesperas y lo dejas por la paz.

Preguntas exasperado si sólo así se puede hacer el reporte y la persona te da otra opción: llamar a un número que anota en el estado de cuenta. La ventaja es que puedes hacerlo desde tu casa.

Ya en el hogar, te enfrentas a una máquina que te va conduciendo por un laberinto de opciones hasta que das, por fin, con un ser humano que te hace preguntas acerca de tu tarjeta, de acuerdo a un formato; preguntas cuya respuesta tiene a la vista, y desde ahí te informa que, después de tu retiro en efectivo, han vuelto a saquear tu cuenta.

La persona te pide autorización para bloquear la tarjeta, lo cual no piensas dos veces, y una vez realizada esta operación, te instruye acerca de cómo redactar una carta en la que solicites la investigación de los cargos ajenos realizados a tu tarjeta de nómina.

Redactas con mucho cuidado, agregas una tabla con los cargos que no reconoces haber hecho y terminas diciendo que solicitas se te reintegre el sueldo, ya que desconoces quién pueda haber hecho uso indebido del número de cuenta o reproducido de manera fraudulenta tu tarjeta bancaria.

Además de la carta, añades copias de la tarjeta de nómina y de la credencial de elector. Todo, por supuesto, escaneado, convertido en pdf y, por si no fuera suficiente, cuidando que el correo electrónico en que lo envías no exceda dos megas.

El día siguiente llamas para ver en qué va la investigación y entonces te informan que debes redactar de nuevo la carta, porque no asentaste que solicitas la investigación porque no reconoces los cargos. Lo haces a regañadientes, pero ahora no nada más solicitas la investigación, sino que exiges que te reintegren tu sueldo. De nuevo a escanear, a convertir el documento en pdf y a enviarlo en nuevo correo.

Llamas dos días después para ver cómo va el trámite y te dicen que no tienen información porque todavía no han pasado veinticuatro horas (¿será que sus días laborales miden más de cuarenta y ocho horas?). Te sugieren que llames de nuevo el lunes, lo cual no haces por los trajines del día. El martes sólo te dicen que se sigue investigando.

¿Acaso te quieren hacer sentir que no robaron al banco sino que te robaron a ti o que, de plano, has sido tú quien cometió el fraude? Si no fuera porque no sabes qué vas a hacer sin tu sueldo y sin el acumulado que tenías para hacer pagos, en lugar de indignarte, te echarías a reír.

Por lo pronto, debes ir a Banorte para que te repongan la tarjeta y rogar a todos los dioses (por aquello de que llegaran a existir) para que no te la vuelvan a saquear, si es que a estas alturas quedara algo por saquear.

Ahí te enteras que el caso se ha resuelto pero sólo te regresan diez mil de los veinticuatro mil pesos que tenías acumulados. Lo que más te llena de impotencia es que no puedes ir más allá, porque es el reglamento de Banorte.

Te quedas pensando: “Y si tuviera más de cien mil, digamos trescientos mil pesos, ¿qué protección sería esa de diez mil pesos?”. Pero sonríes porque eso es pura fantasía y la historia real es de por sí patética, porque primero han robado al banco y ahora el banco te roba a ti.

Ni modo, no te queda más que buscar un banco que proteja y blinde cantidades mayores que las que protege y blinda Banorte.

Ojalá lo encuentres.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com