Suscribete
 
1403 11 Septiembre 2013

 

ENTRELIBROS
Nuestro Indran Amirthanayagam
Eligio Coronado

Monterrey.- Sin adorno (Lírica para tiempos neobarrocos. Monterrey, NL: Edit. UANL, 2013. 93 pp. Colección Palabra en Poesía) de Indran Amirthanayagam (Colombo, Sri Lanka, 1960) es un poemario principalmente mexicano, porque nuestro país y sobre todo Monterrey, figuran en él como lugar de residencia, entorno, evocación, referencia y afecto.

Términos muy locales sobre personas (Sabines, José Luis Cuevas, L.D. (Leticia Damm), Colosio), ciudades (Monterrey, DF, Zuazua, Tenochtitlán), países (México, Nueva España) calles y avenidas (Mina, Reynosa 63, Reforma, Constitución), gentilicios (mexicana, mexicano(s), azteca), alimentos (tortillas, taco, tacos mañaneros, machacado con huevos, frijoles, chiles piquines) frutas (mangos), animales (pericos), instituciones (Conarte), partidos políticos (Partido Revolucionario Institucional), música (trova, corridos), estaciones del metro (Salto del Agua, Cuauhtémoc, Juanacatlán), zonas geográficas (Golfo de México), montañas (Cerro de la Silla), plazas (Zócalo), iglesias (Catedral Metropolitana), museos (Museo de Antropología), lugares turísticos (Chipinque, Piedra del Sol) y hasta expresiones (“pendejo”, “Huevón”, “hijo de la chingada”) aparecidos en 19 de sus 49 poemas, bastan para confirmar que Indran es de los nuestros: “esa musa (L.D.) que vive / en la calle Mina / quien le invita a casa / (…) y lo corrige con gusto, / la mexicana / quien le ha hecho / un lugar en su literatura / como (…) / hombre regio” (p. 70-71).

Es curioso ver cómo estos términos tan despojados de novedad para nosotros, adquieren nueva vigencia en ojos extranjeros. ¿No sería grandioso trasladar esa novedad a nuestros ojos y quitarnos la gastada venda de la rutina?

Los poemas de Indran son directos, conversacionales, hechos al vuelo, con gran sentido de lo popular, extrapolados del habla de la calle, sin florituras: “¿Cómo escribir / versos mexicanos / con puros recuerdos” (p. 36), “¿A quién / le importa / cómo concilia / su soledad / un hombre / ante el  espejo / del baño / de un hotel / al lado / del Zócalo?” (p. 86), “Estoy orgulloso de ser inmigrante, de haber cruzado el río y por cantar ahora en español” (p. 65).

Hay, claro está, un nivel lírico más elaborado que Indran procura menos, pero que favorece más a su poesía: “los poetas / (…) batallan con / una soledad malévola” (p. 15), “Anda resfriado el poema / a un ritmo mesurado / por estornudos” (p. 13), “vas a construir / un monumento / al lenguaje, / hecho de metáforas” (p.  18).

No podía faltar aquí el humor, con guiño mexicano, de alguien tan lejano a nosotros por su origen y tan cercano por su carácter, sin olvidar que vivió en la Sultana del Norte como diplomático norteamericano entre agosto de 2002 y julio de 2006: “Pida usted / al responsable / de Conarte, / que le avise / al Señor gobernador / de mi llegada / para que se convoque / una banda militar, / juegos florales, / edecanes, y platillos / de carne bien seca / para cuando yo aterrice” (p. 50).

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com