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1419 3 Octubre 2013

 

Pemex en el pantano
Hugo L. del Río

Monterrey.- Las matemáticas son una ciencia exacta y los números nos dicen que Pemex no está en quiebra ni mucho menos.

Veamos, producimos dos millones y medio de barriles de crudo al día. El costo por barril (incluidos hasta los viajes a los paraísos terrenales de la hija de Romero Deschamps) es de aproximadamente, diez dólares. El precio de venta de la mezcla mexicana en los mercados internacionales es de cien dólares.

Sólo por este concepto, ganamos 90 dólares por barril. Petróleos Mexicanos tiene, además, otros ingresos. No me refiero nada más a la petroquímica ni al gas natural. Los hidrocarburos son una maravilla y sirven para fabricar miles de artículos. Una de las cosas incomprensibles de México es, precisamente, que la paraestatal no divulgue todo lo que se puede hacer y/o producir con el energético.

Pemex tuvo el año pasado un ingreso de un billón 900 mil millones de pesos. El fisco le quitó un billón 67 mil millones de pesos. El Estado le da un trato injusto al ente petrolero: lo obliga a sostener a la República. Agreguemos a ello la corrupción y los malos manejos. El resultado desafía a la razón: Pemex perdió 34 mil millones de pesos. Juan José Suárez Coppel, director general en el sexenio calderonista, jugó al Rockefeller con nuestros petrodólares e invirtió en Repsol, la petrolera española: su travesura nos costó diez mil 125 millones de pesos en 2012.

Hoy, Suárez Coppel es uno de los ejecutivos de Jacobs Engineering Group, con base en Pasadena, California, y subsidiaria de la holandesa Jacobs Neverland BV. Este gigante neerlandés tiene un contrato, por dos mil 500 millones de dólares, para construir 18 plataformas submarinas en el yacimiento Ku Maloob Za, en la Sonda de Campeche, más otro compromiso: un paquete de servicios en la Planta Recuperadora de Azufre de la refinería de Tula, Hidalgo. El ex comenzó a trabajar para la trasnacional apenas cuatro meses después que salió de Pemex.

Violó la ley pero, a quién le importa.

Es el mismo caso de Georgina Kessel, ex secretaria de Energía, actualmente funcionaria de alto nivel de Iberdrola, la mayor generadora de electricidad en México. Dormimos con el enemigo.

Estoy de acuerdo, lo reitero, con un cierto nivel de inversión privada que no comprometa a Pemex a caer en la privatización. Pero antes que nada debemos erradicar la corrupción en el gigante que nos da de comer.

Si continúan las malas prácticas, Pemex no saldrá del pantano ni con todo el dinero del mundo.

 

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