Caen las finanzas mexicanas
Carlos Manuel Sabines
Ciudad de México.- Para bien de las finanzas mexicanas, la importación de qasolinas cayó en un 42 por ciento en agosto con respecto al mismo mes de 2012, derivado del aumento en la producción doméstica de 14 por ciento; de la baja de 12 por ciento en el consumo y la venta de producto almacenado. Un respiro para la salida de divisas.
El fuego amigo en Sedesol opera a plenitud, porque Coneval (organismo público descentralizado del sector presupuestal sectorizado a la secretaría aludida) hizo declaraciones que a la titular de la dependencia no le deben haber caído nadie bien.
Dice Coneval que la Cruzada Nacional contra el Hambre tiene imprecisiones en su diseño, como la falta de una definición precisa del concepto “hambre”, además de que se basó en experiencias caducas de Brasil. Abundó en que la cobertura del programa es insuficiente y es fundamental el acceso efectivo y con calidad para toda la población.
Faltan, dice el organismo, elementos básicos, como un documento conceptual final en el que se integren y clasifiquen las diferentes definiciones y proporciones, aspectos clave como el marco conceptual, la identificación de las causas y efectos, el diagnóstico de la situación en México y la caracterización de la población que presenta el problema.
Esta crítica del órgano que mide la pobreza es muy severa, y denota que el programa emblema de EPN se hizo al vapor, a pesar del tiempo que tuvieron él y su equipo para prepararlo a cabalidad. Es insostenible plantear un programa cuya médula ni siquiera se define, no saben cuál es el objetivo al que supuestamente va dirigido.
Con estas precisiones, se concluye que efectivamente, como lo hemos señalado en este espacio, el citado plan es electorero, no tiene otro sustento. EPN está quedando a deber esa Cruzada, es una promesa de campaña más.
En el ámbito internacional, los problemas de Obama están lejos de terminar, a pesar de estar cerca el 17 de octubre, fecha límite para conocer cuál será el destino inmediato de los EU. ¿La crisis se desatará y arrastrará al resto del mundo? Esa es la pregunta toral en el tema. ¿El Congreso estadounidense se atreverá a dejar de pagar los pasivos asumidos, a no pagar salarios y servicios que por ley proporciona? ¿caerán en causa de que las calificadoras de deuda, bajen la nota respectiva?
La decisión de los republicanos será la que para la fecha aludida, impere para determinar el destino del mundo.
En el ámbito de las mineras, los canadienses se están pasando de la raya. Es innegable que su actividad consiste en explotar el territorio nacional mediante la perforación de nuestras tierras; pagando salarios de hambre; llevándose el producto de sus explotaciones al extranjero y dejando miseria y terrenos devastados por su actividad.
En ese contexto, los señores se niegan a pagar impuestos y más aún, amenazan con irse del país.
Los datos nos dicen que en México hay 279 empresas extranjeras explotando el territorio; de ellas, 210 son canadienses, que poseen concesiones en 26 entidades con 757 proyectos y de los que 475, son de oro y plata, es decir, las coronas del pastel. El no haber legislado a tiempo ocasionó que se acostumbraran a no pagar nada o casi nada por el casi robo de los productos de la entraña mexicana.
Ayer mencionamos que Hacienda había disminuido su previsión de crecimiento del PIB de 2013, de 1.8 a 1.7 por ciento y que para 2014 pronosticaba 3.9, mismo por ciento del hablan los Criterios Generales de Política Económica 2014, según Aportela. Al respecto señalamos que las expectativas irían disminuyendo andando el tiempo.
Bastó un día para que los analistas del sector privado que cada mes consulta Banxico, advirtieran que para 2013 su previsión de 1.78 debe reducirse a 1.43 y que para 2014, estiman 3.59 por ciento.
Pronosticamos que a la baja será la tendencia; sino al tiempo, no pasará mucho para conocer cuál es el destino económico mexicano.
Nuestro vaticinio se fundamenta en que a la fecha tenemos una recesión poco profunda; que responde a una combinación de menor demanda del mercado doméstico; de menor demanda externa; de la crisis de la construcción; del menor gasto público; de la incertidumbre de las reformas fiscal y energética y de la poca certeza en el ámbito extranjero, concretamente en el de los Estados Unidos.
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