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1429 17 Octubre 2013

 

Se vale soñar
Hugo L. del Río

Monterrey.- Sor Margarita está incurriendo en un pecado mortal: excesiva exposición a los medios. La edil no necesitaba decirnos lo que ya sabemos: Nuevo León, desde luego, está preparado, desde hace rato, para tener una gobernadora.

Pero, para empezar, la forma como lo planteó Arellanes carece de gracia y elegancia. Esto es, a menos que esté pensando en apoyar la postulación de una de las hermanas Clouthier u otra correligionaria blanquiazul.

La alcaldesa ya nos enteró, por todos los conductos posibles, que sueña con mandarnos desde el palacio de cantera. Pero la dama en cuestión está harto acelerada, como decimos en mi rancho. Se ha convertido en la sal y el azúcar de todos los alimentos. Hoy, de plano nos hace saber que quiere ser la primera mujer Ejecutiva del estado.

Antier, nos salió con lo de llevar películas a las colonias marginadas. El cine es arte, desde luego, pero sospecho que los vecinos le hubieran agradecido más que pavimentara sus calles, que les llevara servicios como agua, luz y gas y todo eso. Ya nos había salido como la versión norestense de Juana de Arco dando la pelea por la equidad de sexo (usar “género” en estos casos es craso error, dice la Real Academia) en los puestos públicos y ya antes dio el salto saltado al templete donde se lucha contra la perversión de los abusos y discriminaciones en las escuelas públicas.

Todo eso está bien. Hasta ahí, su ambición es legítima. Lo malo es que su arroz tiene demasiados prietitos. De entrada, si no puede con los puesteros,  cómo va a encarar al narco con mínimas posibilidades de buen éxito. Los fusileros navales escribieron páginas de bravura en Tarawa, Iwo Jima, Okinawa y ochenta mil lugares más. Pero hablo de los marines norteamericanos. Los nuestros son tan valientes como aquellos, pero, por favor, no los pongan a desalojar a comerciantes ambulantes o semifijos ni a dirigir el tránsito.

Tampoco están entrenados en tareas de seguridad pública: fue histórico el oso que hicieron las tropas del almirante en San Jerónimo. Y eso que, no lo olvidemos, Arellanes se comprometió a “proteger” todo el territorio de Monterrey con sus marinos y sus pobres politránsitos cuyo uniforme de pordiosero no sé qué enemigo de la presidente municipal lo diseñó.

En estos días, para calmar sus ansias de novillera, Arellanes ha estado haciendo cambios en su ¿qué es: corte o equipo de gobierno? A la rubia administradora de la ciudad le convendría, primero, recordar aquello de que despacio que voy de prisa. Y, segundo, tener presente que el camino natural a la gubernatura es un buen ejercicio de gobierno municipal.

Ejerza las funciones para las que fue elegida y la manzana, como la de Newton, caerá sola del árbol. Eso sí, serpientes no faltarán.

 

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