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1457 26 Noviembre 2013

 

EL CRISTALAZO
¿Hubo alguna vez un millón de firmas?
Rafael Cardona

Ciudad de México.- Si la existencia de un veto y un espíritu anti reeleccionista limitaba al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas a cumplir con un destino patriarcal cuya justificación histórica sería defender desde un partido la herencia nacional legada por su padre a los mexicanos por los solos de los siglos y al mismo tiempo rescatar los restos de una organización fragmentada, dividida, corrompida hasta el tuétano de los intereses tribales; caníbal y heterodoxa en la laxitud moral, política y financiera, la vida la pone ahora la nueva oportunidad.

El primer paso para la redención será reunir un millón 700 mil firmas para construir con ellas el escudo constitucional cuyo articulado nos permitiría una consulta nacional suficiente para frenar el despropósito. Pero últimamente todo parece cuestión de firmas, pues en la acera vecina el Movimiento de Regeneración Nacional convoca a sus simpatizantes a presentarse en asambleas y firmar las asistencias para constituirse como una fuerza más, en idéntico sentido con lo cual la firmadera se duplica.

Pero, ¿hubo alguna vez once mil vírgenes? se preguntaba con hilaridad Enrique Jardiel Poncela. Misterios de la santidad tan cercana a la abstinencia de aquellas mártires intocadas, llenas de virtud y gozoso rechazo a la carnalidades pecaminosas.

Pero ya la elección y la reelección con un periodo de abstinencia intermedio ha sido aprobada por la izquierda democrática de México, en tanto la presencia del gran cacique del Morena es algo tan natural e indiscutible como el derecho de Cárdenas de ir y venir por la escalera de su partidos, mirar por la ventana o simplemente regresar como severo patriarca, báculo en mano, golpear la roca, saltar el agua y poner en orden el cubo de Rubick de los intereses tribales, sus varias caras y sus varios colores.

La lógica diría: si dos corrientes quieren lo mismo y buscan lo mismo lo deberían hacer juntas; es más deberían fundirse, pero no hay mucílago capaz de unir aquello de antemano desunido, pues para existir Morena necesitó alejarse del PRD y cantar como si fuera “El negro” Celedonio Flores: “nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado”…

Mientras tanto, la desconfiada naturaleza de quien sabe de esas cosas se expresa en las palabras previsoras de Luis Sánchez, senador del PRD, quien advierte el riesgo decembrino y guadalupano para aprovechar procesiones y crudas diversas para dar un “fastracazo” y madrugar con la reforma energética, fruto prohibido al cual se oponen todos los patriotas.

Ahora hasta la virgen de Guadalupe y su tumultuario festejo se vienen a mezclar con los asuntos petroleros, lo cual es normal hasta cierto punto, pues si se habla de la virgen morena, se deben voltear los ojos a la Morena y senderos similares.

Y ante todo eso el optimismo de César Camacho quien se lanza decidido a defender toda reforma proveniente de don Enrique Peña y hasta el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Ricardo Anaya, con ese discurso pausado y casi silábico suyo, les dice a los americanos cómo se ha aprovechado el tiempo de esta legislatura para lograr históricos avances en materia de cambios fundamentales.

“¿Oh, yeah!”, le contesta Michael Mc Caul, presidente de la delegación legislativa americana. “Very good”.

 

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