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1475 20 Diciembre 2013

 

MUROS Y PUENTES
Se va el año, la lucha sigue
Raúl Caballero García

Dallas.- En el recuento de fin de ciclo, en lo que a la lucha por la reforma migratoria se refiere, cabe destacar (con optimismo) que no ha muerto de inanición.

Si bien es cierto que la Cámara de Representantes (que como se sabe está controlada por los republicanos) finalizó el jueves 12 sus actividades por este año sin debatir la esperada reforma, si bien es un hecho que los legisladores se fueron a descansar sin haberla votado, también lo es que los líderes de ambos partidos prometieron volver a analizar el tema a principios del próximo año. En realidad no tienen de otra, la presión obliga.

Se va el año, la lucha sigue. La resistencia de los activistas que la sostienen sigue con fuerza, pese a las embestidas de los deportadores; al ninguneo desde la mayoría en la Cámara de Representantes; a la imaginable rabia del Partido del Té y la presunta xenofobia del ala radical del Partido Republicano; al desinterés (en fin) de las comparsas antiinmigrantes.

Si estuviera el oficioso John Boehner, líder de la Cámara de Representantes, el proyecto de reforma ya hubiese sido desechado; las intenciones de sus huestes son precisamente esas, deshacer lo logrado en el Senado dejándolo de lado, ignorándolo. Pero es el caso que ya podemos considerar la existencia de un Movimiento a favor de la reforma, de otra manera los republicanos y extremistas que les acompañan ya hubieran enfriado el asunto.

Paradójicamente con el aplazamiento que han impulsado han terminado por darle forma a una resistencia no vista desde los años de César Chávez.

Es un hecho que Boehner no ha querido cohesionar una mayoría en su caucus a favor de la legislación, vamos, no ha impulsado siquiera su discusión; pero ante la falta de voluntad política de ese bando los demócratas mantienen la intención y activistas de diferentes denominaciones perseveran enarbolando el proyecto de una reforma con su vía a la ciudadanía.

A medida que posponen una y otra vez el debate y la votación en la Cámara Baja, quienes empujan la reforma se movilizan en las calles no sólo de Washington. La semana pasada (el jueves 12) al mismo tiempo que alrededor de un millar de activistas pro reforma se manifestaron afuera de dicha Cámara y muchos ocupaban las oficinas de 170 legisladores durante una hora, en Dallas acudieron a la casa de Pete Sessions, un republicano simpatizante del Partido del Té y oponente a la reforma y le dejaron una simbólica “tarjeta de navidad” exigiéndole en ella la reforma; manifestaciones similares se repitieron en otras partes del país. Al final de la jornada queda claro que el tema no será hecho a un lado.

Lo que ha pasado es que Boehner titubea bajo la presión de la derecha ultra de su partido, aunque llegó a decir que impulsaría el debate y que apoya reformar las leyes de migración no sólo ha reculado sino que parece que ya no halla la puerta en la medida en que la situación se dilata. La semana pasada también se ventiló que un grupo bipartidista propone un proyecto alterno al del Senado, cuenta con los demócratas de la Cámara Baja, con varios republicanos y (según Xavier Becerra, representante de California) otros 26 de ellos se han pronunciado dispuestos a apoyar ese otro proyecto, con lo cual se dice sería suficiente para aprobarlo... si-Boehner-permitiera-su-votación.

Así es que durante el año que termina hemos tenido una creciente resistencia en las calles, donde los activistas y no pocos legisladores empujan por la reforma migratoria. Se ha dado la organización de la lucha en muy variados frentes (no sólo en Washington quiero decir), se ha conformado un movimiento que no cesa. En las calles del país se han realizado un buen de marchas y mítines; ha habido vigilias y oraciones de grupos religiosos; manifestaciones y protestas en el Capitolio y en la Casa Blanca; actividades en sesiones estatales y municipales; y acaso las protestas más dramáticas han sido las huelgas de hambre que también en diferentes ciudades han tenido lugar.

La más notoria ha sido la de Eliseo Medina y un grupo de sindicalistas dado que primero recibieron la visita y apoyo de Nancy Pelosi (la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes), así como de otros legisladores demócratas, entre ellos el de Illinois, el aguerrido Luis Gutiérrez; luego vieron llegar al vicepresidente Joe Biden y después al mismo presidente Barack Obama y su esposa Michelle, quienes acudieron a apoyarlos y a compartir momentos de aliento.

Con Medina (ex dirigente del Sindicato Internacional de Trabajadores de Servicios, SEIU) ayunaron otros cuatro activistas, consumieron sólo agua durante 22 días, ese jueves levantaron el ayuno. Así, pues, es un hecho, a nuestro parecer, que el movimiento se ha robustecido antes que debilitarse, su alcance se ha expandido antes que empequeñecerse, es un hecho, digo, que en enero se levantará con nuevo envión.

Ahora bien, hay que ver lo que viene (insisto) con optimismo. Ciertamente, creo que dado que el 2014 es un año electoral, y aunque por eso mismo tal vez la reforma no se concrete durante su curso, el movimiento cobrará mayor fuerza porque se le fusionarán las campañas de los activistas por el registro de votantes, por la participación electoral y con ello, se dará otro mensaje de fuerza política de parte de los hispanos.

La reforma migratoria y otros cambios en el tablero político electoral están en puerta. Eso que buscan rechazar ciegamente los extremistas antiinmigrantes, eso que se niegan a aceptar los conservadores republicanos, la fuerza política de las minorías, comenzarán a verlo con sus feroces mandíbulas apretadas. Les convendría comenzar a relajarse, a ser mejores demócratas, aceptar que la diversidad existe.

 

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