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1476 23 Diciembre 2013

 

Las promesas de 2013 y el futuro incierto
Pablo Vargas González

Pachuca.- Todo lo que se prometió en la campaña electoral de 2012, no se ha cumplido y ha resultado un desastre para la población mayoritaria. Se han impuesto cinco cambios muy fuertes a la Constitución de tal suerte que la han destrozado, con el pretexto de ir a la modernización y “aprovechar la riqueza para el futuro”, se han impuesto cambios por la vía de la imposición y la sociedad mexicana ni siquiera sabe lo que le espera. Encima llega un infame aumento salarial.

En efecto, el 2013 fue un fracaso para los gobernantes, se dijo que con el “regreso del PRI a Los Pinos” íbamos entrar de lleno al progreso, al crecimiento económico y a la competitividad. Todo resultó fallido, no hubo tal crecimiento, el país tuvo un mediocre crecimiento en Latinoamérica, lo que se expresó en desempleo, falta de oportunidades para la jóvenes, y ni siquiera mejoró los indicadores prevalecientes del calderonato, de inseguridad, violencia delictiva y violación a los derechos humanos.

Auspiciados por el Pacto por México, cobijados por los partidos PRI, PAN y PRD se plantearon 95 iniciativas con la idea de que hubiera un “consenso mayoritario” pero al ver nula oposición y un gran servilismo se impusieron acciones en contra de la sociedad mexicana. Así salieron las famosas reformas estructurales.

De las cinco reformas estructurales pocas se puede decir que benefician claramente a los grandes sectores de la sociedad mexicana. Y los beneficios son sumamente inciertos. No solo resultan un agravio para diferentes sectores de la sociedad sino que México en su conjunto pierde, los grandes ganadores son las elites políticas, grupos de poder arraigado con vínculos al poder económico. México pierde porque se debilita la capacidad para generar un verdadero desarrollo.

En la “reforma laboral” se da un retroceso en el artículo 123 constitucional porque se restringen los derechos de los trabajadores a la organización y defensa de sus derechos históricos, por el contrario le da garras a la clase patronal, y no resuelve el problema del desempleo de los jóvenes. La reforma de telecomunicaciones fue sólo un ring para los dueños de los monopolios, y el poder legislativo fue ventanilla para la disputa del espacio de la nación que se ha privatizado sólo Slim, Azcarraga y Salinas Pliego son los ganones.

Las reformas fiscal y hacendaria dan otro golpe a los bolsillos de los mexicanos, difícilmente el dinero que se recabe se va a constituir en desarrollo, en 80 años de gobierno neoliberales no han resarcido a la sociedad las riquezas nacionales. Al contrario, los trabajadores y empleados son los sostenes cautivos de impuestos, pero a los grandes empresarios se les regresa y devuelven impuestos, el caso de Televisa es insultante, en 2012 el SAT-SHCP les condonó 3 mil 334 millones de pesos. Eso es un verdadero fraude y peculado contra la nación.

La reforma educativa tiene efectos administrativos y de control sindical, con un sindicato servil y cooptado pero fuertemente viciado por el mismo sistema (desde Salinas de Gortari, pasando por Zedillo, Fox y Calderón que alimentaron un monstruo) la calidad educativa y los derechos a la educación no serán una realidad pronta ni cierta. En cambio, perjudican y laceran los derechos laborales de los trabajadores de la educación. La represión, como respuesta a la protesta es un signo de los nuevos tiempos.

La “reforma política” resultó menos que mediocre. Teniendo un contexto de insatisfacción ciudadana con la democracia, acusaciones de fraude, de desgaste de instituciones electorales, tampoco se cumplen las promesas de desarrollo democrático. Pero los líderes políticos se sirvieron con la “cuchara grande”, no garantizarán elecciones limpias en los estados y municipios, pero ahí les va la reelección de alcaldes, de diputados y senadores, próximamente será la de presidente de la república.

Y finalmente la reforma energética, en que se pierde el patrimonio del petróleo, gas y energía eléctrica, los orgullosos políticos grandes sirvientes de los intereses de las empresas transnacionales se pusieron eufóricos de haber mancillado en un año la Constitución y el Estado de derecho. Son también preocupantes las amenazas y advertencias contra los millones de opositores. Sin duda, como nunca en 80 años un futuro incierto para México.

 

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