Autodefensas empañadas
Hugo L. del Río

Monterrey.- El Estado mexicano alcanzó uno de sus objetivos más importantes: dividir y empañar la imagen de las Autodefensas de Michoacán (AD). Hipólito Mora, uno de los fundadores de la milicia con residencia en La Ruana, está detenido como presunto asesino de dos guardias comunitarios de Buenavista Tomatlán y su destacamento ya fue desarmado por el Ejército.

El mexiquense Alfredo Castillo, comisionado de Peña Nieto para restablecer la paz y el orden en la entidad, dice que hay pruebas de “la posible participación” de Mora en el doble homicidio. La detención de HM es particularmente sensible porque, hasta el martes, él era el vocero de las AD reconocido por el gobierno. Las dudas se atropellan en busca de expresión.

Para empezar, me parece muy extraño que un hombre arrestado por matar a dos de sus compañeros dialogue, en presencia de Alfredo Castillo, con su acusador, Luis Antonio Torres, alias el Americano, jefe de los milicianos de Buenavista Tomatlán. El mismo martes, al frente de unos 400 voluntarios armados, Torres irrumpió en La Ruana y no retiró a su gente hasta que la gendarmería federal se llevó a Mora en un helicóptero. Según esto, primero lo transportaron a la ciudad de México y luego lo regresaron a Morelia, donde tuvo lugar el careo no sólo con Torres, sino con otros capitanes de la fuerza cívica. Para qué tanta vuelta: ¿se trataba de recibir instrucciones?

Ahora bien: ¿no es extraño que la Federación haya aceptado a Mora como portavoz e interlocutor sin haberlo previamente investigado? O para el caso, me resulta raro que, al parecer sin mayor trámite acepten la versión del Americano. Y es que Michoacán es un pañuelo y todo se sabe: entre Mora y Torres hay diferencias personales. Más aún, incluso los defensores de don Hipólito, como el doctor José Manuel Mireles, reconocen que Mora abusó del poder de las armas y se agandayó uno que otro terreno. Papá gobierno (más bien padrastro de negra entraña) asegura que está haciendo hasta lo imposible para que las AD no se fragmenten. Pueda ser. Hemos visto cosas tan raras como que en ciertas ocasiones la cúpula del poder dice la verdad.

Pero la lógica nos recuerda que el buen éxito que hasta ahora han alcanzado las AD es una bofetada al rostro de las fuerzas armadas: la guardia popular triunfa ahí donde fracasan el Ejército, la Armada y todas las Procuradurías y falanges gendarmeriles habidas y por haber. Con el riesgo de fatigar a mis cuatro lectores, me siento obligado a repetir que el narco creció en Michoacán –y en todo México– gracias a la corrupción de las instituciones y los hombres públicos. Hoy por hoy, las AD están escindidas y está en marcha ya su proceso de  desprestigio. ¿Podrá superar la milicia sus disensos?

“Hoy en día nada es fabuloso y nada resurge de sus cenizas”, nos advierte Graham Greene en su obra maestra El americano impasible. 

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