MALDITOS HIPSTERS
Los vestidos y los muertos, 1: JEP
Luis Valdez

Monterrey.- De entre los escritores fallecidos en menos de un año, puede que el que más me duela sea José Emilio Pacheco. Novelista, cuentista, poeta, traductor, articulista y hasta cienciaficcionero.

Aunque pocos lo sepan, José Emilio Pacheco tuvo un programa de radio con Carlos Monsiváis, donde hablaban de obras cumbre de la ciencia ficción. H. G. Wells, Julio Verne. Autores clásicos para todas las edades, pero con un trasfondo preocupado por el aspecto social y la aventura. Tales características ayudaron a alejar estas obras de meras lecturas de folletín, a historias clásicas. JEP y Monsi sabían esto muy bien.

Por las tardes se reunían en el consultorio del doctor y poeta Elías Nandino. El doctor era homosexual, y Monsi hacía sus pininos como asistente o secretario de Salvador Novo (otro de la misma especie), quien tuvo su romance platónico y más que eso, con Xavier Villaurrutia. Todavía hoy, alguna persona conocedora puede comentar en voz baja (como si la viuda escuchara), que Cristina sólo era tapadera de JEP, porque él… (con voz baja) era homosexual.

Las sospechas no me importan. JEP es uno de mis escritores mexicanos favoritos. Las batallas en el desierto están un escalón arriba de Démian (de Hermann Hesse) en mi lista de lecturas afectivas. Es de los pocos poetas a los que le entiendo y la mayoría de los que leímos la revista Proceso en mi generación, le aprendimos mucho en su columna “Inventario”.

Para mí fue emocionante conocerlo en un encuentro de escritores en Hermosillo, Sonora, donde ni el subcomandante Marcos le robó cámara (además ni era el subcomandante original; éste estaba más chaparrito y el único que lo peló fue Indran Amirtanayagam, que anadaba de grupi).

JEP caía bien. Tenía carisma. Caía tan bien como cuando uno lo lee. El único caso que conozco así puede ser el de Juan Villoro, que tiene el mismo carisma leyéndolo que en persona. Ese es el tipo de escritor que uno extraña más cuando sabe que ya ha ido a parar al otro mundo. Aplausos para José Emilio Pacheco.