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1577 13 Mayo 2014

 

Muchacha de 80 años
Hugo L. del Río

Monterrey.- Carmen Alardín escribió: “No intentes/evadir los arrecifes de la locura”. Este ha sido un mes de partidas; este ha sido un año no de la despedida, sino del hasta pronto, reiterado ya varias veces en pocos días. Muchacha de 80 años, Carmen se pasó a la otra orilla con flores perfumadas en una mano y uno de sus libros en la otra. Poeta traviesa, nos trajo la brisa marina de su Tampico natal y llevó al altiplano la industria de vivir en el gozo del esfuerzo propia del regiomontano.

Era inquieta, llena de pasión y vitalidad, amante de largas caminatas y conversaciones inteligentes preñadas de buen humor. Su presencia era luz y alegría. Sus días y sus noches eran un poema inacabado. “La poesía”, escribió el maestro Alfonso Rangel Guerra, “es un intento de transformar la vida en palabras”. Hace miles de años, Marco Aurelio nos prohibió caer en la melancolía:” La tristeza es propia de un ánimo débil”, escribió el guerrero filósofo. En estos años de nubes negras que pretenden esconder la esperanza, buscamos nuestro sol en los libros y nuestra luna en la inspiración del poeta.

Arnulfo Vigil –su día tiene ochenta horas–, bajo el título “El canto de las sirenas”, editó una antología de las poetisas de Nuevo León: empieza con Julia Gabriela de la Peña de Ballesteros, nacida en 1850 para terminar con Elsa Garza Treviño, mujer de creación, quien recorre con paso breve los caminos del Tercer Milenio. Arnulfo incluye a Andrea Villarreal, hermana del general Antonio Irineo, heroína de la revolución, periodista, creadora de poemas.

Y, desde luego, Carmen Alardín vive en las páginas de esta rigurosa selección. De ella escribe el poeta laureado que es Vigil: “Guarda la constancia de la poesía doliente. Y los temas propios de la tradición y la modernidad y también el romanticismo”. Ramiro, marido de Carmen, nunca estará solo. Qué soledad puede haber cuando se compartieron años y años con la mujer que escribió: “Si te llamaras crepúsculo/todo sería preparar las lámparas/para las noches invernales/pero tú te adelantas en las luces/ de las corolas encendidas”.

En la ribera opuesta, nos espera Carmen con una estrella en la mano, en compañía de tantas y tantas personas amadas que se anticiparon. Un abrazo para Andrés Meza por las bellas palabras que nos regala en su homenaje a Carmen. Andrés no escribió una nota: con sangre del alma creó un río de letras que corre de Monterrey a Tampico.

hugoldelrioiii@hotmail.com

 

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