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1588 28 Mayo 2014

 

LA VENTANA INVISIBLE
Abogacía de los medios
Jorge E. Villalobos

Torreón.- Hace tiempo, cuando radicaba en el estado de Guerrero, casualmente me enteré por voz de un colega que los funcionarios del gobierno del estado, estaban cansados de que los campesinos de la región de la montaña (hasta la fecha la más atrasada) denunciaran sus problemas a través de la radio universitaria, en vez de gestionarlos ante las instituciones gubernamentales.

Le comenté que la gente lo hacía porque era la única forma de que les hicieran caso, ya que una estación de radio, un noticiario de tv, o un periódico que denuncian los problemas de la comunidades, las cosas cambian.
 
La gente ha empezado a descubrir que la palabra no pesa igual cuando se pierden entre papeles y promesas que cuando se escucha por la radio, por la tv o la prensa escrita. Sus palabras se tornan poderosas, la colectividad toma conciencia de su realidad, los políticos ponen atención al asunto y los problemas se resuelven más rápidamente. Tanto el periódico más encumbrado como la emisora más humilde y alejada, se convierten en instrumentos efectivos que dan verdadero poder y verdadera voz a los más débiles.
 
Este dar poder a la gente es a lo que los estadunidenses llaman “abogacía de los medios” (media advocacy), concepto que se empareja con la función del periodista como intermediario, que abordamos en artículo pasado.
 
La abogacía o intermediación de los medios otorga fuerza a las comunidades para intervenir en el debate público, pues les permite interpelar directamente a los que tienen influencia y presionar a los tomadores de decisiones. De este modo, los medios se convierten en instrumentos dinámicos de la democracia y en agentes del cambio social.
 
Tomar lo individual y dimensionarlo en lo social es lo que otorga fuerza y sentido a los hechos aparentemente aislados. Sin embargo, esta tarea no ha sido bien desarrollada por la prensa, ya que tradicionalmente se ha preocupado por dar información para llenar un vacío y no para dar poder a su público en el contexto social.
 
Pero para que la abogacía de los medios sea real, el poder que otorguen al público debe considerar al menos cuatro aspectos: poder informar, poder opinar, poder cuestionar y poder intervenir todos por igual. El poder informar, lo dará el medio si otorga voz al público, si se acerca a su realidad y le da seguimiento, y si interactúa con él. Más importante, creo, es darle la oportunidad de opinar, criticar y cuestionar acerca de los asuntos que se relacionan con el acontecer nacional y con su vida cotidiana, y a su vez, poder opinar y criticar la misma labor del medio. Y finalmente, la labor de abogar de los medios no estará completa si no abre sus canales a todos por igual.
 
Definitivamente, la función de los medios, su papel de abogar y de intermediación, empiezan por contemplar como fuente y como emisario a los diferentes grupos e instancias que conforman la diversidad social.
 
Y hablando de las fuentes informativas, podemos decir que la selección, diversificación y tratamiento de las fuentes informativas es una de las tareas más difíciles y polémicas del periodismo actual, uno de los desafíos más candentes para lo medios y los perdiodistas ya que se replantea el concepto de fuente, mismo que ha sido la base para el trabajo diario del periodista.
 
La autoridad para hablar, ser escuchado y ser creído, ya no radica tanto en ostentar un puesto oficial. El puesto gubernamental puede otorgar cierto grado de poder pero no necesariamente autoridad y, por lo tanto, no necesariamente credibilidad y confianza.
 
La autoridad radica ahora en el conocimiento que se tenga de la realidad y que se manifiesta, principalmente, en dos modalidades: el conocimiento científico o técnico personificado en los profesionales, académicos y técnicos; y el conocimiento práctico que son los líderes de la comunidad, grupos organizados, sector empresarial y miembros de la sociedad civil.
 
Nos encontramos, pues, ante un mayor reparto del poder que trasciende la esfera de lo político, precisamente el sector que ha sido proveedor de las fuentes principales para el periodismo. La conclusión lógica es que para hacer noticias no tradicionales es indispensable consultar a fuentes no tradicionales. Insistir en los métodos convencionales dará como resultado un mal trabajo periodístico y sólo reportará críticas.
 
La UNESCO, al analizar el concepto de fuente de información, manifiesta que un criterio esencial para la libertad de información es la diversidad de las fuentes, en paralelo con el libre acceso a las mismas. Una concentración de esas fuentes bajo control de los grupos dominantes, tiende, cualquiera que sea el sistema político imperante, a hacer de la libertad un escarnio.*

* SIP (Soc. Interamericana de Prensa) Seminario sobre el Desarrollo de los Medios de Comunicación y la Democracia en América latina y el Caribe. ONU/UNESCO/PNUD, Santiago, 1994.

 

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