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1607 24 Junio 2014

 

PAS: dos pasos adelante, un paso atrás
Ernesto Hernández Norzagaray

Mazatlán.- La política es circunstancia. Todo actor político opera bajo unas condiciones dadas, creadas y depende de la inteligencia que tenga para desenvolverse con efectividad en sus propósitos de mediano y largo plazo. Análisis concreto de la situación concreta, dice la máxima de la acción política. Es lo que se supone hacen todos los partidos políticos, como intelectuales colectivos independientemente del grado de patronazgo que pudieran tener cada uno de ellos.

El caso del PAS (Partido Sinaloense) es la constatación de la máxima política. Un partido que hace esfuerzos desesperados por ganar identidad propia y aparecer distanciado de la Universidad Autónoma de Sinaloa, pero su caudal de  militantes sigue estando ahí y por quienes buscan estar en la nómina.

El ex rector Héctor Melesio Cuén Ojeda, sigue siendo el factótum del poder en la institución y lo seguirá mientras mantenga el control en ella y no parece haber nadie que se lo dispute en su organización.

Incluso, su control sobre la triada Universidad-partido-legislatura va más allá, pues influye en la vida pública del estado.

Sin embargo, la política son circunstancias y lo vimos en los últimos días, cuando Cuén y su grupo político movieron las piezas siguiendo la máxima leninista de dos pasos hacia adelante y un paso atrás.

Un paso atrás
Primero, el paso atrás, tiene que ver con la declaración del rector Juan Eulogio Guerra Liera, que se ha traducido parcialmente en hechos, de acatar la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, luego de recurrir todas las sentencias anteriores, para no devolver las retenciones económicas que se les hicieron y se le hacen hasta la quincena pasada a cientos de 387 jubilados que tenían ese carácter en el 2007 y que alegan, con razón jurídica, quien sabe si solidariamente, que los actos aprobados por el Consejo Universitario en materia de fideicomiso no pueden ser retroactivos.

Estos jubilados estuvieron en contra de aportar quincenalmente al fideicomiso y contribuir al sostenimiento de la jubilación dinámica que está en serias complicaciones, aunque en estos días previos a la declaratoria de entrega de ese deseado dinero, digan algunos de ellos que están dispuestos a hacer también su aportación al fideicomiso.

No se entiende ese doble discurso. Pues cualquier aportación no puede ser por debajo de lo que ya aportaron en forma proporcional al salario cada uno de los universitarios. En todo caso, se está a favor o en contra, pero no se puede tener ambas posiciones a conveniencia.

Y menos –si le creemos al rector Guerra– si se llevan parte en este litigio, cuando van a seguir disfrutando todos ellos de la jubilación dinámica, aunque también hay que decir, de los efectos si se acaba.

Cierto, se podrá argumentar, la jubilación dinámica no tiene futuro si no es con la agregación de las aportaciones del gobierno del Estado y la federación. Pero esto es ya una falsa discusión. Y es que no hay en perspectiva la participación de todas las partes que inicialmente se involucraron. Luego entonces lo único real es que todos los jubilados siguen recibiendo cada quincena su salario íntegro.

Esto que algunos consideran una derrota jurídica del cuenismo, habría que sopesar hasta dónde, pues no lo es tanto, ya que tienen años administrando este derecho conculcado e incluso con riesgo todavía, como bien lo dice Jorge Delgado, el dirigente de los jubilados inconformes, “hasta no ver, no creer”.
La rectoría sigue teniendo la sartén por el mango y podría seguir con prácticas dilatorias, como sucede con la prima vacacional que se entrega después de dejar pasar varios meses hasta entregarse en partes.

Dos pasos adelante
Pero suponiendo que si haya tal derrota, la fuerza de los cuenistas, está más allá de eso y busca al menos a nivel de contraste opacar la noticia mostrándose amigo de la “libertad de expresión” y pronunciándose en contra del enésimo gasolinazo.
Respecto de la primera medida, si bien es coyuntural y una costumbre que los políticos echen flores a los reporteros de la fuente y en algunos de los casos hasta les organicen fiestas y distribuyan entre ellos regalos como un “reconocimiento a sus esfuerzos cotidianos”, es una forma endulzada de institucionalización del chayote, y afortunadamente no todos los periodistas lo comparten entre ellos.

No se ha hecho público que esto haya ocurrido en esta ocasión, y que el PAS le haya entrado a la entrega de regalos, pues es sorprendente las simpatías que tiene entre varios reporteros de la fuente.

En cuanto al “gasolinazo”, hay que reconocerle, especialmente al PAS, que junto con los militantes de Morena, sean los que salen inmediatamente a las calles del estado para protestar contra esta medida transexenal abusiva, buscando canalizar el descontento y de paso ganar presencia para las futuras contiendas electorales.

Ambas formaciones son nuevas. Una en el ámbito estatal, con buenos resultados en las elecciones de 2013; y la otra en un proceso de registro que algunas voces autorizadas han dicho que, aun llenando todos los requisitos de la convocatoria, podrían excluir al partido del candidato presidencial que ha ratificado en dos elecciones presidenciales 15 millones de votos.

Pues, ante lo que pudiera suceder, los militantes de estas formaciones buscan sensibilizar sobre un abuso que todo el que compra un litro de gasolina sabe que existe. Y le molesta, pero que no puede hacer nada, por revertir este incremento que, aunque se diga lo contrario, es inflacionario, o sea, pagamos doble.

Quizá, más que utilizar estos mecanismos de socialización, aun con referéndum incluido, como lo adelantan los pasistas, es una obviedad pues, ¿quién en sus cinco sentidos estaría a favor de pagar gasolina más cara que en Estados Unidos? Nadie.

Entonces, el tema es otro y tiene que ver con la aprobación de las leyes secundarias, que seguramente serán más contundentes que las reformas constitucionales y que si creemos en los trascendidos se buscarían cerrar en el marco de los juegos del mundial de futbol.

Entonces,  lo que la lógica sugiere, es organizar la protesta no sólo contra el “gasolinazo”, sino  contra la privatización de Pemex.

Y ahí justamente es donde radica el alcance de las dos formaciones políticas; el PAS, que se pronunció en su momento por reformar las leyes secundarias sin mover una coma a la Constitución; sin embargo, una vez que éstas ocurrieron, ha sido cauto en materia de privatizaciones. Las utiliza como materia de agitación política, pero hasta ahí.

En cambio Morena, tiene en perspectiva una movilización nacional, con sus defectos por la resistencia de hacerlo con otras fuerzas políticas incluido el PRD, a quien acusan de ser los culpables de la reforma fiscal que tiene en el patíbulo a millones de pequeñas y medianas empresas de todo el país.

En definitiva, lo que tenemos es que el PAS busca con estas acciones ir ensanchando su espacio político con miras a las elecciones de 2015 y 2016, y lo hace en condiciones inmejorables, con un PRI que no saldrá bien librado por el costo político de las reformas fiscal y  energética; un PAN que cayó en Sinaloa y en el ámbito nacional se encuentra dividido y una izquierda que igualmente disputara el mismo electorado.   

Más aún, el control de Cuén está generando cuadrillas de militantes que hacen propaganda en las esquinas, ahora por el gasolinazo y mañana en defensa de los pequeños y medianos comerciantes que serán golpeados severamente por el SAT en el 2015.

Y así, aprendiendo que la política es circunstancia, y que las circunstancias obligan casi siempre a dar dos pasos adelante, un paso atrás o a la inversa, dos atrás y uno adelante.

 

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