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1618 9 Julio 2014

 

El cannabis
Alejandro Heredia

Monterrey.- Mientras la guerra global contra las drogas continúa, el doble rasero de la principal potencia antidrogas y, paradójicamente, la que más consume estupefacientes, sigue imponiendo un punto de vista prohibicionista, inquisitivo y criminalizante. Si para Jean-Francois Boyer, la lucha contra las drogas se encuentra perdida casi desde que empezó, para algunas naciones latinoamericanas (Uruguay) es necesario dar paso a otra etapa, donde el régimen punitivo de los estupefacientes sea adecuado al orden societal actual.

El texto Políticas sobre el cannabis el cual pertenece a un informe de The Beckley Foundation Global Cannabis Comission, brinda una visión panóptica sobre los efectos sociales, económicos y sanitarios del consumo de la marihuana. Para empezar hablar del régimen prohibicionista es necesario remitirnos a la Convención única sobre estupefacientes de 1961, como también a la Convención contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas de 1988; todas ellas amparadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los mencionados instrumentos jurídicos imponen su óptica sobre cómo debe tratarse el tema de las drogas, pero existe la posibilidad de que los países que no se encuentren de acuerdo con tal planteamiento, realicen una nueva convención para encontrar un reordenamiento del tema en cuestión.

Al menos debería trocarse la política sobre el cannabis, dado que su consumo equivale al 80 por ciento del mercado mundial; como también su comercialización, según muestra el texto de la comisión del cannabis, no causa altos índices de violencia como ocurre con otro tipo de drogas, debido a las redes sociales de consumidores.

Sin embargo, a lo largo de la historia del control del cannabis se presentan diversos matices en su prohibición: 1) Prohibición completa (es decir, ninguna reforma); 2) Prohibición con advertencia o canalización (despenalización); 3) Prohibición con sanciones civiles (descriminalización); 4) Prohibición parcial, incluidas: a) Legalización de facto, b) Legalización de jure; 5) Control de la marihuana para uso médico.

Como podrá observarse en los diferentes regímenes jurídicos se han dado pasos vacilantes hacia la legalización, tomando una postura de administración del problema que no dañe la estructura económico-social donde se realizan los grandes negocios de la droga. Actualmente el cannabis ocupa un lugar marginal en las preocupaciones del sistema internacional, “así en el Bulletin on narcotics, una revista de investigación editada por la ONUDD y sus predecesores desde 1949, de los 192 artículos publicados entre 1986 y 2006, sólo 10 trataron sobre el cannabis”. Mientras en México y otros países, todavía existe la cultura del espectáculo de la incineración de la marihuana ante los militares y autoridades civiles, en estados como Colorado y Washington (EE UU), a partir de este año se han establecido tiendas de productos basados en el cannabis.

Ahora bien, esta política desfasada ha causado inmensos problemas de convivencia en sociedades como México. El régimen de prohibición genera caos, muerte, migraciones masivas y crisis de gobernabilidad. Es tiempo que el debate sobre su legalización en México sea retomado de una manera seria, sin oportunismos políticos ni debates morales, encaminados solamente a negar la realidad interesadamente.

* Políticas sobre el cannabis. Robin Room et al. ;pról. de Thomas C. Schelling; pref. De Amanda Feilding; trad. De Manuel Casals, México: FCE, 2013.

 

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