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1635 1 Agosto 2014

 

MALDITOS HIPSTERS
La cultura de mi abuelo ahora es contracultura
Luis Valdez

Monterrey.- ¡Qué bueno que al fin los jóvenes contraculturales pueden tener un acercamiento con sus abuelos, gracias a las verduras orgánicas y a las pomadas de peyote! Que aunque mi cabecita de algodón no me entienda, al menos no vea con malos ojos a mi amigo rasta que vende mermeladas de durazno natural. Incluso algunas abuelas (porque los abuelos prefieren quedarse en la esquina rascándose los pies) se sientan a ver el performance de unas adolescentes vestidas de negro que acaban de conocer las películas de Jodorowsky, y se les ocurrió hacer algo en la Plaza de la Luz.

Las caritas arrugadas sonríen condescendientes, en lo que descansan de los pasillos retacados de familias enteras, que acuden porque los mercaditos hipsters son la moda. Lo mismo compras verduras que pomadas, ropa, tamales y tacos de chicharrón… de avena.

Los vecinos ven con buenos ojos los productos, pero con malos ojos la basura, el ruido y los autos estacionados en doble fila. No hay espacio suficiente para estacionarse, y habría que pensar seriamente en un cálculo de botes de basura según la cantidad de marchantes. También las cuestiones de seguridad, porque si hay gente con carreolas y bebés, y ancianos, suponemos que por ahí está alguna ambulancia que pueda prestar primeros auxilios.

Suponemos.

Las frutas orgánicas (naturales, pues) están de moda. Si usted es parte de las pocas familias (como eran nuestros abuelos) que tienen un patio con duraznos, limones e higos, ¿qué carajos hace regalándoles los duraznos verdes a las vecinas chismosas que cada que pasan se asoman por su barandal para ver si tiene alguna fruta qué regalarles? Mejor entre a la página de Facebook de Mercado de la Luz y pregúntenles por la lista de espera (sí: la Lista de espera existe) porque en el mundo vegetariano, vegano y frutístico hay que tener orden.

Y no se impresione si se pone a contar entre los marchantes a más gente rubia que morena. A esto se le llama libre mercado en un espacio libre. Bueno, no tan libre. Por eso lo cómico del comentario de un tipo que toma el micrófono y grita: ¡Buenas noches a todos, qué bonitas estrellas tenemos hoy en el cielo. Les recordamos que éste es un espacio libre de humo de cigarro… así que prohibido fumar!

¿Ahora resulta que una plaza sin techo es un “espacio cerrado” libre de humo? No sé, no me he podido quitar esta contrariedad de la cabeza.

 

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