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1644 14 Agosto 2014

 

¿Por qué son tan mediocres los políticos?
Eloy Garza González

San Pedro Garza García.- La mejor explicación sobre la falta de coordinación entre dependencias del gobierno la ofrece el experimento canadiense “Build a tower, build a team” (construye una torre, construye un equipo). Se trata de revelar las tareas colaborativas en todo género de grupos, desde directivos de alto nivel hasta alumnos de primaria. En Toronto, Canadá, es conocido como el reto “Marshmallow” y consiste en construir en menos de 20 minutos una estructura con spaghetti, cuerdas, cintas y “nubes” de golosina.

El experimento se enmarca en la psicología de grupos y opera sobre 70 equipos compactos de profesionistas, ingenieros, médicos y arquitectos, entre otros, a fin de evaluar cuál de ellos construirá la estructura más alta.

La mayoría de los equipos reclutados para el juego, ejercen su rol empeñados en jerarquizar funciones, planificar tareas y diseñar indicadores, antes de acometer la verdadera misión con los spaghetti, las cuerdas y las cintas. ¿El resultado más común? La estructura se desmorona y el equipo pierde su tiempo al intentar levantarla de nuevo.

Los equipos peor evaluados por el reto “Marshmallow” son los políticos. Éstos últimos hacen trampa; se desconcentran del objetivo principal para priorizar el lucimiento personal; imponen sus criterios arbitrarios o caprichosos a sus subordinados, no se concentran, y generan pésimos esquemas de colaboración.

Frente a ellos, los equipos de alumnos de primaria sí construyen estructuras más altas. Incluso los de preescolar. Y lo mejor es que las estructuras de spaghetti y cuerdas no se les caen.

¿Por qué? Porque los políticos son adiestrados por la pirámide del poder a enfocarse a una sola solución; no son flexibles como la mente de los niños. El entorno de gobierno no propicia procesos naturales de colaboración: practican mejor el darwinismo político.

Y aquí viene la parte más controvertida del reto “Marshmallow”: la distribución rigurosa de atribuciones y funciones; de jerarquías y mecanismos de fiscalización y control no generan buenos resultados. En cambio, lo que arroja mejores resultados es la flexibilidad del grupo abierto, cierto grado de caos creativo y la habilidad para adaptarse a entornos cambiantes.

En suma, lo que deberían hacer los funcionarios del aparato público estatal es, como decía Iván Illich, facilitar procesos de colaboración libre y desescolarizarse. O sea, desaprender.

 

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