Dos motivos del Memorial del Casino Royale
Eloy Garza González

San Pedro Garza García.- El Memorial en recuerdo de las víctimas del crimen del Casino Royale, que costó la vida a 52 inocentes, es una falta de respeto y una decisión del gobierno municipal a todas luces equivocada. El término memorial es traducción de la palabra inglesa memorial, y desde hace años la Real Academia Española la desaprueba. En español tenemos su equivalente que es Monumento Conmemorativo: una estatua, una fuente o un parque que preserva el recuerdo de un hecho histórico o personas fallecidas en circunstancias excepcionales. 

Los memoriales cumplen dos propósitos. Uno es evidente y el otro yace en el subconsciente colectivo. Por ejemplo, cada último lunes de mayo, durante el Día de los Caídos, en el Memorial de Arlington se rememora a los soldados muertos en las guerras donde ha participado EUA. Pero también tiene el propósito de reconocer los valores reales o imaginarios que cohesionan a ese país.

El monumento conmemorativo diseñado por Michael Arad, en la Zona Cero, justo en el cráter donde se erguían las Torres Gemelas, recuerda a las personas fallecidas el 11 de septiembre de 2001 (9/11), pero además es un homenaje al pueblo de Nueva York que contribuyó con las labores de rescate, comenzando por el heroico cuerpo de Bomberos.

El Memorial a los Judíos Asesinado en Europa, diseñado por el arquitecto Peter Eisenman, inaugurado el 12 de mayo del 2005, en el barrio de Friedrichstrads, en Berlín, rememora el Holocausto Nazi, pero es también una edificación laberíntica y brutal que proyecta las culpas históricas sufridas aún por los alemanes por su responsabilidad en la Segunda Guerra Mundial.
En cambio, el monumento conmemorativo del Casino Royal es insignificante y de mal gusto: no alcanza los 2 metros de altura ni el metro de ancho. Pero cumple también dos propósitos claros: por un lado preserva la memoria de las víctimas que estuvieron en el lugar y en el día equivocado. Por otro lado, recuerda al pueblo de Nuevo León la corrupción y la incompetencia de sus autoridades, municipales, estatales y federales.