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1675 26 Septiembre 2014

 

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
El capital no es recurso escaso
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- Hace unos días la OCDE anunció que ha diseñado una propuesta para que las empresas transnacionales que realizan ventas vía Internet paguen los impuestos en los países en los que se realizan las transacciones. Parece una cuestión muy lógica, pero hasta la fecha no ha sido regulada. Las empresas con operaciones en el mercado internacional utilizan mecanismos para evadir el pago de impuestos o pagar lo menos posible. Ubican su domicilio fiscal en donde más les conviene; de allí la existencia de los denominados paraísos fiscales.

A nivel mundial se estima que existen entre 21 y 32 billones de dólares fuera del control de las autoridades tributarias. Esta masa enorme se desplaza buscando oportunidades de reproducirse con inversiones de tipo financiero, entrando y saliendo de los países con economía abierta. 

Alrededor de un tercio de ese dinero viene de países en desarrollo, como Argentina, Brasil, México y Venezuela. La riqueza en el extranjero de la región latinoamericana se calcula en dos billones de dólares, mucho más que la deuda externa total de los países que la integran. Los ricos de Latinoamérica, afirma un experto en finanzas, se han llevado su dinero fuera de la región.

En casos como México y Argentina, el 90% o 95% de esos capitales ha sido reinvertido afuera, en general en activos con bajos rendimientos, como depósitos bancarios o bonos y acciones. Latinoamérica es una gran fuente de financiación de los países ricos y los mecanismos para sacar dinero están dominados por los principales bancos del mundo.

El propio sistema de comercio se utiliza para transferir capitales. Muchos países en desarrollo ni siquiera tienen la capacidad para una revisión efectiva de los precios de transferencia. Los precios de las exportaciones, importaciones y compras de servicios que hacen las multinacionales, no tienen comparaciones objetivas para saber si son reales o no. El sector farmacéutico es un ejemplo clásico: el precio de la aspirina varía de mercado a mercado, a pesar de que el costo de la investigación para desarrollarla hace décadas que fue amortizado y que el costo de producción no tiene mayores variantes.

Al cierre de 2013 los recursos que los mexicanos han enviado al extranjero para la formación o compra de empresas, para ser invertidos en cuentas bancarias o valores bursátiles y en la compra de bienes raíces, alcanzaron la cifra de 537 mil 18.7 millones de dólares; esto representó un incremento de 14.5 por ciento respecto del año anterior.

Con base en informes del Banco de México sobre la balanza de pagos, donde se contabiliza la “Inversión de México en el Exterior”, se observa que al cierre de 2013 la salida de recursos para ser invertidos o depositados en el extranjero creció en 68 mil 257.8 millones de dólares. Este monto del capital “que sale” de México es muy superior a lo que México usualmente recibe como inversión extranjera cada año, de 30 a 40 mil millones, en los buenos años.

El periódico La Jornada dio a conocer información de la organización no gubernamental Global Financial Integrity donde se menciona que en las pasadas cuatro décadas salieron de México 872 mil millones de dólares de dinero ilícito, como el relacionado “con facturación fraudulenta que esconde operaciones por las que no se pagan impuestos”.
Un organismo que estudia la competitividad a nivel global señala que, si bien las reformas estructurales en México van en la dirección adecuada, aún quedan aspectos importantes que deben mejorarse. Y señala de manera específica al sistema bancario nacional.
Las grandes empresas mexicanas o que operan en México prefieren financiarse con dinero del exterior que solicitar apoyo financiero al sistema bancario nacional. Empresas mexicanas obtienen recursos del exterior 192% más que de la banca local. Entre créditos y emisiones de deuda, colocadas en mercados bursátiles del exterior, las empresas mexicanas obtuvieron 24 mil 100 millones de dólares para financiar su actividad en el país, de junio del año pasado al mismo mes de 2014, un monto casi dos veces mayor al financiamiento interno proveído en el mismo periodo por la banca comercial a las unidades productivas del país (informes del Banco de México).
El saldo del endeudamiento externo de las empresas mexicanas ascendió a 112 mil 100 millones de dólares al término de junio de este año, una magnitud sin precedente en el país.
El acceso al financiamiento interno para las corporaciones mexicanas es limitado y se considera entre los más caros en el mundo debido a una regulación bancaria ineficiente. Se argumenta también la falta de transparencia en los mercados y el alto riesgo asociado con la corrupción.

En estas condiciones, el mercado de capital en México es complejo y paradójico: por una parte grandes capitales salen del país año con año para invertirse en otras latitudes; por otra, las empresas mexicanas prefieren, porque les conviene, solicitar créditos en el exterior y en medio un sistema bancario nacional subdesarrollado, cuyas utilidades han crecido más rápido que la economía en su conjunto.

No hay escasez de capital, como ha sido el argumento tradicional (allí están los recursos de las Afores) si no una falta de regulación y un amplio margen de libertad para trasladar recursos hacia el exterior. México no ha impuesto ninguna restricción a las inversiones financieras del exterior ni criterios para “arraigarlas”, como sí lo han hecho otros países. Tampoco se gravan las operaciones financieras.

En el reporte trimestral sobre la balanza de pagos, el Banco de México  menciona que en el primer semestre de este año se registró un flujo de 10 mil 922 millones de dólares en el renglón de “errores y omisiones”, un rubro en el que, en el pasado, autoridades han mencionado que se lleva la contabilidad de dinero no justificado por actividades productivas lícitas.

 

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