Suscribete
 
1709 13 Noviembre 2014

 

 

¿Y si cae Peña?
Samuel Schmidt

 

Ciudad de México.- El análisis presidencial en México tiene una gran falla, la que puede tener una influencia intencional en la que han caído muchos, porque la política es tan complicada que sabe esconder las verdaderas intenciones.

Se piensa que el presidente es todopoderoso, que hace lo que se le da la gana y que carece de equilibrios; su voluntad es la única que cuenta. Esta es una imagen muy útil para los usos del poder, para la construcción de la imagen presidencial y para consolidar el sometimiento social y político, pero es muy imprecisa.

Mientras que esta imagen puede ser acertada para apoyar y justificar la acción presidencial hacia la sociedad, en el proceso de toma de decisiones hay factores con diferentes pesos que entran en juego; ahí se encuentran los que tienen la capacidad de orientar la acción presidencial, éstos son personas, instituciones y hasta factores extranjeros; algunos son factores de equilibrio, otros funcionan como grupos de interés, que inclinan a la política en una dirección favorable a sus intereses.

La influencia sobre el presidente es diferenciada, no todos los actores tienen el mismo peso en todos los temas, ni todos actúan al mismo tiempo sobre todos los temas; parecen saber muy bien hasta dónde llegan sus municiones y no queman fuego en infiernitos. Por eso, cuesta trabajo responder a la pregunta: ¿quién está detrás de Peña? Algunos lo están para unas cosas, otros para otras.

En parte, creo que el problema con la pregunta deriva de esa tendencia a pensar que hay un titiritero que tiene la capacidad de mover todos los hilos del poder y conseguir lo que se les da la gana en el país, incluido presionar al presidente para que haga lo que quiere y le conviene. Como ejemplo, pensemos en Carlos Slim. Nadie puede negar que tiene el país a sus pies, pero hay quien piensa que la reforma de telecomunicaciones le costará una fortuna, y que en ese tema pesó más Televisa. Habrá que ver en unos cinco años quién ganó esa batalla y si una “derrota” se convierte en diversas victorias en otras áreas.

Peña Nieto esta débil, en muchas partes del país se clama por su renuncia, la gente recupera la frase de Martí: “Si no pueden, que se vayan”, y en la referencia a Peña, la alusión es muy clara en temas de seguridad, comercio internacional, actividad económica: evidentemente no puede.

Hay una perspectiva si se va por las consecuencias políticas; otra distinta si se queda por la condición en que lo haga; si el gobierno quiere salvar la piel, tendrá que hacer grandes concesiones, en la forma de cortar cabezas en el gobierno (ya cayó Aguirre y Abarca está detenido, pero la mirada ve mucho más arriba), lo que para muchos se traducirá, como si fuera una señal de debilidad. A partir del escenario pesimista, pero posible, se desprenden varias preguntas:

1).- ¿Qué pasa cuando el presidente se debilita y no renuncia? Podemos pensar en que la plutocracia entra en acción, pero como es profundamente corrupta y ambiciosa, va a causar un desajuste mayor, porque no lo hará para estabilizar las cosas, sino para sacar un provecho faccioso. La segunda opción es que los grupos de poder se recompongan para sostenerlo y evitar inestabilidades indeseadas; mientras tanto, también se aprovechan sacando ventajas particulares, ya sea de grupo o individuales de los jefes de la facción.

2).- Tal y como estamos acostumbrados, puede surgir un personaje capaz de articular a los políticos para dar una estabilidad que dure cuatro años: ¿Salinas, Slim, un grupo de empresarios? La caballada social está muy flaca. Pero para salvar la cabeza, Peña puede buscar compartir el poder con alguien.

3).- De caer Peña, el congreso nombra un sustituto que termine el período presidencial. Aquí el PRI lleva mano porque es la mayoría y ninguno de los otros partidos tiene la fuerza para imponer candidato; pero para quedarse con la presidencia tendrá que hacer grandes concesiones, para lograr una mayoría calificada en el congreso; y las oposiciones ya aprendieron a vender muy caro su amor; la pregunta es si el voto “se compra” con dinero o con grandes concesiones.

4).- Adquieren importancia los gobernadores y jefes de grupos políticos, para apoyar a Peña o para tirarlo, algunos de ellos con una reputación ruinosa.

5).- La opción de la fuerza es la más problemática, porque la instancia más articulada y con mayor poder son las fuerzas armadas y este escenario les abre la puerta para la toma del poder, opción que no les disgusta y que Estados Unidos aplaudiría, porque pondría orden y les pondría el país a los pies.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com