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1721 1 Diciembre 2014

 

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
¿Por qué no crece la economía?
Edilberto Cervantes Galván

 

Monterrey.- La pregunta de por qué no crece la economía mexicana se formula cada vez con mayor frecuencia en el ámbito académico. Las respuestas no son las mismas ni son sencillas.

El investigador Alejandro Nadal publicó comentarios sobre un artículo reciente del economista norteamericano: Dani Rodrik, de la Universidad de Princeton. 

Rodrik señala  que, en 1994,  cuando entró en vigor el Tratado de Libre Comercio para América del Norte, se esperaba que la economía mexicana se expandiera al ritmo de la globalización.

Rodrik considera que el TLCAN ha sido un éxito porque el comercio exterior total (importaciones más exportaciones entre México y los Estados Unidos) se incrementó de manera notable (se duplicó) desde 1994.

Para el profesor de Princeton, la economía mexicana ha sido muy exitosa, en dos aspectos clave. Primero, se ha consolidado como un fuerte exportador de manufacturas. Segundo, ha reducido la desigualdad económica en el frente interno.

Lo que no menciona el norteamericano, señala Nadal, es que el superávit comercial que México alcanza con Estados Unidos no ha sido suficiente para contrarrestar el déficit que tiene el comercio exterior mexicano con el resto del mundo. Habría que ver por ejemplo el déficit comercial en la relación de México con China.

Respecto de que el crecimiento de las exportaciones mexicanas se debe a la industria manufacturera, Nadal plantea que  sería más propio hablar de exportaciones de las empresas maquiladoras.

Las exportaciones de manufacturas están íntimamente vinculadas a las importaciones. Esto se debe, dice Nadal, a que la industria manufacturera mexicana sufre desde hace décadas del síndrome de las maquiladoras. Las exportaciones manufactureras mexicanas dependen de la importación de componentes para ser ensamblados y, por otro lado, la vinculación con proveedores locales es muy débil.

El gran desempeño exportador está desconectado de la economía interna. Se da la integración con el sistema productivo en los Estados Unidos, pero no se han desarrollado los eslabonamientos hacia adentro de México, las denominadas cadenas de valor. Es muy limitada la producción interna ligada a las exportaciones.

En cuanto a que la desigualdad se ha reducido debido a la política social y a las mejoras en el sector educativo, Nadal hace referencia a que los salarios en México han crecido menos que en China: el costo de la mano de obra es 20 por ciento inferior a la del país asiático. No hay capacidad de compra en el mercado interno.

A pesar de la “industria de la investigación” que desarrolla indicadores y metodologías para medir la desigualdad, los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo muestran  que 60 por ciento de la población ocupada percibe no más de tres salarios mínimos. Habría que analizar, dice Alejandro Nadal, cómo la política social podría contrarrestar la política de salarios de hambre.

Rodrik concluye que no puede descifrar el enigma de por qué no crece la economía mexicana, y señala, por otra parte, que no hay una receta mágica para activar el proceso de crecimiento. Considera que lo que se necesita es un gobierno ágil, receptivo, capaz de actuar en varios frentes al mismo tiempo y que pueda aprender de los problemas de la economía real para responder con pragmatismo.

La conclusión  de que se necesita  un gobierno “ágil, receptivo, capaz”, se puede aplicar a no pocos gobiernos en el mundo. A nivel de un país en lo individual, esta falta de capacidad puede ser un buen argumento. Pero ante la pregunta de ¿por qué no crece la economía mundial?, brindar el mismo tipo de respuesta es claramente insuficiente.

 

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