Suscribete
 
1721 1 Diciembre 2014

 

 

Tribulaciones del desvelado
Eloy Garza González

 

San Pedro Garza García.- Leo en El País que pronto se publicarán más añadidos a los diarios de Josep Pla. Me llama la atención cómo describe su rutina de sueño: irse a la cama a las cuatro de la madrugada y levantarse a partir de las cuatro de la tarde.

“Tengo la vida totalmente invertida. Del día hago noche y de la noche, día”. Luego, confiesa el único vicio de sus vicios bien visto: “leer es lo único que me apasiona, que me hace vivir”.

Pero otra frase suya es la que más perturba por su claridad expositiva, en su diario personal: esa madrugada que lo pesca despierto es corolario a su “día perdido, nulo, miseria absoluta y terrible”. Bien mirada, esta sería la mejor definición del insomnio. Basta con quitar la palabra día y sustituirlo por la palabra noche.

Horas nulas, miserables, plenas y por lo mismo, terribles. Y más adelante, Josep Pla sentencia en estilo telegráfico: “La cama. Soledad total”. Pla tenía cuando escribió esta frase, poco más de 50 años. Nada. Un malestar inespecífico que nos pega de los cuarenta años para arriba, engañoso y hasta diría que dulce.

Rápida la vida y lenta su demora en terminar. Nada qué hacer. Realidad descarnada es la noche que se alambica con la neurosis que no descansa y es más lúcida porque es oscura. Vida en penumbra que alumbra saberes y ventila, con el rocío de la negra claridad, lo que vendrá.

En el sopor de la falta de sueño, síntomas de la inminente entrada a la vida de viejo, se comprenden mejor estas cosas. Algo tendrá que ver la depresión: esta coquetería de los noctámbulos con los precipicios de la imaginación. Y su pesimismo ciego. No se busquen las causas. Se topa uno con ellas con ellas: todos somos de alguna manera, sociópatas secretos.

Sigue Pla: “me invade una gran depresión, más fuerte cada día: la sensación de que no hay nada que hacer”. Noto que el viejo la pasaba peor. Y eso alivia. Calma el alma en cueros que alguien piense peores barbarismos que uno. Como Josep Pla. Pero bueno, el viejo era un genio. Un escribidor sin faltas ortográficas, ni errores gramaticales, ni temas prohibidos. Qué envidia.    

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com