Lo que nos hubiera gustado de Fasci
Eloy Garza González

San Pedro Garza García.- Nos hubiera gustado que Aldo Fasci, en su carta de renuncia al PRI, reflejara aún más altura de miras, más “grandeur”, como dicen los franceses. Pero osciló entre la denuncia de poses autoritarias, la imposición de candidatos y la falta de dinero en el comité municipal que dirigió 10 meses.

Nos hubiera gustado que Aldo Fasci dijera que quería ser candidato del PRI para alcalde de Monterrey. Y que por culpa de una sola persona quedó fuera de la jugada, igual que decenas de políticos priistas que no merecían ser excluidos.

Nos hubiera gustado que Aldo ahondara en su denuncia en contra de la soberbia local (como él mismo la llama). Porque no es indebido, sino nada rentable, que las posiciones las otorgue el Gran Elector. Como tampoco es sano que un solo grupo político se lleve todas las fichas: va contra cualquier pronóstico ganador en los comicios, que se convierten, en automático, en referéndum del gobernante en turno. O sea, en una evaluación pública de quien se va, no de quien entra.

Nos hubiera gustado que Aldo, más que reunirse inmediatamente con Ivonne Álvarez, anunciara que aspiraba a ser candidato de otro partido (como independiente ya no puede) para la alcaldía de Monterrey, un cargo que quedaba a tono con su reciente quehacer político.

Nos hubiera gustado que Aldo Fasci esbozara en su carta una nueva forma de hacer política y no relatara un simple recuento de daños; que nos ilustrara cómo no hay que temer a quienes sueñan con el poder transexenal, que nos recordara que nada dura para siempre y que el poder, como el amor, es eterno hasta que se acaba.