LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Valor de los pronósticos
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- El gobernador del Banco de México, al presentar un informe trimestral sobre la inflación, poco se ocupó de ésta. Señaló que la economía mexicana crecerá en 2015 menos de lo que el mismo banco había pronosticado hace algunos meses. En lugar de crecer a una tasa de entre 3 y 4 por ciento, ahora se calcula que crecerá entre 2.5 y 3.5 por ciento.

No es la primera vez que el Banco de México corrige sus propios pronósticos, sobre todo a la baja. El año pasado fue una sucesión de anuncios de reducción en el crecimiento esperado.

¿Será que no saben hacer cálculos o que no incorporan las variables debidas?
El Banco de México es una institución autónoma respecto del gobierno y tiene bien definida su propia misión. Así que no está sujeto por ninguna disciplina hacia las políticas de gobierno.

Como su principal responsabilidad es mantener bajo control la inflación, puede ser que se desentienda del resto de variables económicas.

De allí que en los informes del Banco no se encuentra una explicación de por qué crece o no crece la economía nacional.

Dice el doctor Carstens que se prevé que las reformas estructurales del gobierno federal tendrán gradualmente un efecto positivo sobre la actividad económica, particularmente en 2016. Con esa imprecisión no es difícil deducir que hasta ahora no lo han tenido.

Plantea, también en tono de esperanza, que el dinamismo de la economía de Estados Unidos, en específico de su sector industrial, continúe siendo una fuente de crecimiento para el sector exportador de México y que el impulso de la demanda externa se vaya trasladando a la demanda interna.

Con esto Carstens confirma la dependencia de las exportaciones mexicanas (o las que se hacen desde México) del sector industrial norteamericano.

Pero no explica a través de qué mecanismo el impulso de la demanda externa se trasladará a la demanda interna: fuera de los bajos salarios que se pagan a los trabajadores, el sector exportador no ha desarrollado las denominadas cadenas de valor hacia el resto de la planta productiva mexicana. En ocasiones los productores de empresas extranjeras traen a sus propios trabajadores. 

Un editorialista señalaba que la debilidad del mercado interno se debe a que el gobierno recoge mucho dinero vía los impuestos y que lo que debe hacer el gobierno es dejar de quitarle ingreso disponible a la población. No lo dice, pero es obvio que está en contra de la reciente reforma en materia de impuestos.

Carstens también se refirió al sector de la construcción, el cual comenzó a recuperarse en 2014, y que espera que continúe en esa tendencia.

Respecto del petróleo, el precio internacional y la plataforma de explotación irán a la baja; sobre esto sí expresa certeza, no hay más que hacer.

El consumo privado, o sea el de las familias, no muestra señales de que a corto plazo pudiera retomar un fuerte dinamismo. Reconociendo que este gasto es algo que va a favor del crecimiento.

Y hasta allí llegan los elementos del análisis que ofrece el gobernador del Banco de México sobre la reducción en su pronóstico de crecimiento de la economía mexicana en el 2015.

Como una consecuencia inevitable, este año serán creados entre 600 mil y 700 mil empleos, 20 mil menos de los previstos hace tres meses por el propio banco central. (Este dato es relevante, ya que cada año se incorporan al mercado de trabajo alrededor de un millón de jóvenes.)

Como para resumir, su ya de por sí austera explicación, la razón de por qué no crece más la economía mexicana es que: persisten las dificultades para el entorno macro-económico. En lo que respecta a la inflación, que es su responsabilidad, dice que se mantendrá en alrededor de un 3 por ciento; lo cual para él es satisfactorio. 

Lo que no señala el doctor Carstens, quien ya alguna vez diagnosticó un resfriadito que a la postre se convirtió en enfermedad, es que una tasa del 3 por ciento, es buena, comparado con otros países de América Latina.