Hijo de trueno
Joaquín Hurtado

Monterrey.- Jesús dio a Santiago el sobrenombre Boanerges, por decirle hijo de Trueno. El mayor atributo evangélico de Yago o Jacob o San Iiago es ejecutar el terror justificable.

Santiago es consumado mataperros. Gendarme eficaz al servicio de un trono de turquesas en el cielo cristiano. Extermina Santiago en la ciudad a los infieles. Santiago anda camuflado con hábitos de inocente peregrino, pero es un feroz soldado en andas de blanca cabalgadura. Es una fiera sagrada.

Chico machín y despiadado, Santiago, NL: 82 adultos y 27 menores fueron detenidos en fiesta rave celebrada en una quinta campestre. Más de 100 individuos fueron puestos a disposición  por el Ministerio Público.  Escuchaban música electro con Dj canadiense. Les  hallaron drogas.

La cobertura noticiosa enfatizó que se oía música electro, sin permiso oficial o vecinal.

En estos días de sebosas campañas políticas y capturas de Zetas gordos, la ciudadanía ya puede respirar un aire más terso, gracias al sacrificio y valentía de la fuerza civil militarizada. Los milicos son nuestros modernos hijos del Trueno. Helicópteros, tanquetas y fuscas de la guerra de Irak han sido bastante eficaces para asustar mocosos y regresar ovejas descarriadas al redil de una chambita de salario mínimo y música grupera.

El poder aplastante del convoy artillado para obligarlos a reventar sanamente. Vayan, niños, con los otros cincuentamil al estadio para atascarse con chupe hasta morir. Por gozar del futbol olvídense el deporte, sólo es necesario empinar diez caguamas al hilo y cinco kilos de fritangas. Si de gritar gol se trata, sólo deben levantar la mano ocupada con el tarro y brindar con la ola por los bofos vencedores.

–Pero, señor procurador, son menores de edad.
–Sí, pero están a salvo de la electro.

Alarde de la justicia electrizada: hay que saludar al testigo robótico montado en aquel dron de la compañía cervecera, dueña del estadio, los equipos, las porristas, la botarga saltarina, los souvenirs, la perrada gritona y el gobierno municipal.

Híncate, pecador, para que te perdone Santiago.

Los padres y madres de los detenidos se apersonaron para suplicar por sus críos. Era fin de semana, los licenciados andaban de pachanga, venga usted el lunes.

¿Y los chamacos?
¡A morder garrote!
¿Y los derechos humanos?
Juajuajua.

–Mijo tiene apenas quince años, no ha terminado la tarea, entréguemelo que lo voy a nalguear.
–Pos el ciudadano encargado se fue a la campaña y no llevó su celular.
–Señor, tenga piedad, mi chamaco anda en puro cuerpecito, hace mucho frío.
–Ah, qué vieja tan pendeja, no entiende que el licenciado nostá.

A decenas de familiares les fue negado todo contacto. En la tv éstos declararon que agentes de segundo orden les exigían cincomil pesos por cabeza. La especie fue desmentida al más alto nivel.
–¿Corrupción en la impartición de justicia?
–¡Santiago apóstol te atraviese con su espada flamígera, hereje!

Los peligrosísimos chavillos, los pueriles malhechores, se pasaron todo el fin de semana amontonados en la jaula, incomunicados. Todo por la mariguana y la electro.

Luego aparecieron sermoneados, escarmentados, exhibidos y hambreados.
Seguramente, supongo yo, rumiando ánimo de venganza.
–Ni dios ni Santiago caballero lo permitan, loca habladora.

La procuración de justicia ganó puntos en el escalafón de las fuerzas vivas y galones relucientes en la monstruosidad de la guerra contra la droga. Los responsables fueron debidamente recompensados con una palmada en el lomo y una misa consagrada. Y a lo que sigue.

Luego alguien se dio vuelo atizando la mala leche: la música electro es igual a consumo de drogas. Lo escuché en tele y radio.

–Tan masculino y divino que es el fara fara, con acordeón y bajosexto.
–La electro es de viciosos europeos.

Yo nomás repito lo que oigo, por Santiago.