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1798 18 Marzo 2015

 

 

Cincuenta insomnios
Eligio Coronado

 

Monterrey.- Sergio Cordero es un autor emblemático de Nuevo León. Aunque nació en Guadalajara, la mayor parte de su obra la ha escrito aquí.

Cuando llegó, en 1983, traía etiqueta de crítico severo e insobornable. Y lo era. Muy pronto comenzó a derrumbar el castillo de naipes de nuestra literatura.

Aquí estábamos acostumbrados al elogio mutuo, al aplauso gratuito y al reconocimiento inmediato. Bastaba con haber publicado una vez para sentirnos consagrados.

Sergio, en cambio, odiaba a los seudoescritores, a los egos inflados, a las poses presuntuosas y, en resumen, a los impostores.

Después de odiarlo por algún tiempo, algunos todavía, comenzamos a ver que tenía razón y que, además, era justo. Él sólo nos exigía calidad y nosotros no la producíamos.

En aquellos años ochenteros, nosotros no leíamos, no nos tallereábamos y desconocíamos la autocrítica. Y lo peor es que no nos dábamos cuenta. Y el único que nos señalaba nuestros defectos, Sergio, era víctima de nuestro escarnio.

¿Y qué hacía él mientras tanto? Producía su propia obra. Una obra realizada con el mismo rigor que nos exigía a nosotros. Una obra sólida que no se desmoronaba al primer contacto con el filo de la crítica y que se ha ido extendiendo hacia la poesía, el cuento, la novela, el teatro, el ensayo, el guión, la traducción y el aforismo.

Y de aforismos hablando, de ese género es su nuevo libro: Cincuenta insomnios*. Como todos sabemos, el aforismo es un texto breve de contenido filosófico. Es semejante al refrán, pero éste es creado por las infinitas bocas del pueblo que, en su constante devenir (o ir y venir) lo van moldeando hasta darle una forma precisa y contundente.

El aforismo, en cambio, es creado por una sola persona y es producto, principalmente, de la observación y la meditación.

La temática de Sergio, como la de todo buen aforista, es amplia: la fe, el escepticismo, la banalidad, la educación, el pasado, el ser y el estar, los mendigos, lo fácil y lo difícil, lo excepcional, el horror, las conductas rechazadas socialmente, la rebeldía, la crítica, la verdad, la mentira, la ideología, la intolerancia, la ingenuidad, la esperanza, el prejuicio, la ironía, el elogio, el fin y el medio, los lúcidos, la comodidad, la decadencia, el triunfo, el sacudimiento de conciencias, la república de las letras, el reino de la palabra, las utopías, la estupidez, el proyecto de nación, la guerra, el poder, los grandes hombres, los poderosos, la muerte, la violencia, la humanidad, el deseo, la burocracia, el dinero, los problemas, Dios, los amigos, los enemigos, etcétera.

¿Qué nos dejan los aforismos de Sergio, además de sabiduría? Nos dejan el escéptico testimonio de un intelectual preocupado por el derrumbe social y moral de su entorno y un resumen de sus propias angustias existenciales.

Para concluir, destaco algunos aforismos típicamente corderianos: “No llegues a la página en blanco con la mente en blanco” (p. 8), “La rebeldía es cosa de la juventud, cierto. Pero la crítica es asunto de la madurez” (p. 10), “El hombre puede creer en Dios, pero no en que el odioso vecino de al lado es su semejante” (p. 27), “En la historia de México, el pasado resucita porque fue enterrado vivo” (p. 6), “Con el dinero compras o alquilas problemas, pero nunca hallas a la venta soluciones; cuando mucho, encuentras biombos bonitos para no ver los problemas” (p. 26).

 

Sergio Cordero. Cincuenta insomnios. Monterrey, N.L.: Editorial Poetazos, 2014. 30 pp. (Serie: Duérmase ya, que viene el Coco.)

 

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