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1830 1 Abril 2015

 

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Los viejos ninis: ni pensión ni jubilación
Edilberto Cervantes Galván

 

Monterrey.- Durante la presente semana se llevó a cabo un foro de análisis del sistema de pensiones, organizado por el Senado de la República.

Los especialistas, mexicanos y extranjeros, coincidieron en un diagnóstico preocupante respecto del futuro de los adultos mayores en México.
 
Para empezar, se reconoce que el salario mínimo no es suficiente para cubrir las necesidades cotidianas de la familia del trabajador, por lo que no se cumple  el mandato constitucional.

Con un bajo e insuficiente nivel de ingreso las condiciones de vida de las familias son realmente difíciles.

Este escenario del presente se complementa con una perspectiva de futuro muy desalentadora: más del 70 por ciento de los mexicanos cercanos a la edad de jubilación no tendrán una pensión suficiente.

Estos millones de trabajadores, a lo largo de su trayectoria laboral, han aportado menos de la mitad del tiempo de manera efectiva al sistema de pensiones.

Entre los trabajadores, un 52 por ciento no ha cotizado nunca a un sistema de pensiones. Hay otro 21 por ciento con una contribución de entre 0 y 49 por ciento; lo cual es insuficiente para una pensión decorosa.

Entre las mujeres trabajadoras la situación es más grave: se calcula que el 88 por ciento de las mujeres cercanas a la jubilación se quedarán sin pensión. De ese porcentaje, el 79 por ciento nunca ha aportado a un sistema de pensiones.   
Aún para aquellos trabajadores que logren un retiro con pensión completa la situación económica será muy estrecha.

Para aliviar esta situación hay quienes plantean incrementar el nivel de las aportaciones. Pero también consideran que eso impactaría el mercado laboral, ya que se aumentarían los costos asociados al trabajo.

Se argumenta, por otro lado, que no hay una cultura del ahorro; que muy pocas personas entienden el valor de ahorrar para la pensión.
Otros especialistas aseguran que el problema es económico más que de regulación o de cultura.

Gran parte de quienes no reciben o recibirán pensión, señalan, se debe a que están en la informalidad.

Y ante la realidad de que las pensiones son muy pequeñas: el problema de fondo es el bajo nivel de los salarios. En esas condiciones la capacidad para ahorrar es mínima o nula.

Los sistemas de pensiones están siendo revisados y reformados en buen número de países. Entre los países miembros de la OCDE, todos han hecho modificaciones en los últimos dos años. Incluso Chile, que fue el país tomado como ejemplo de las bondades del sistema de aportaciones individuales en los años noventa. En México está en curso una revisión, al menos en el Congreso, desde hace años. 

De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, se debe considerar un esquema mediante el cual todo adulto mayor, independientemente de su estatus laboral, reciba un nivel de ingreso en la vejez. Se debe asegurar un monto de beneficio básico para satisfacer ciertas necesidades mínimas del adulto mayor.  

En esa línea, el Gobierno del Distrito Federal estableció una pensión alimentaria. En algunas otras entidades de la República se empiezan a generar esquemas de apoyo a los adultos mayores.

Se trata de programas limitados, pero que apuntan hacia una solución con carácter humanitario, más que a la aplicación de criterios economicistas.

Las expectativas de crecimiento de la economía mexicana no permiten ser optimista respecto del futuro del empleo y del nivel de los salarios. Por lo que el sistema de pensiones no es un recurso de salvación de lo que será una situación social y familiar crítica. Los mecanismos del “mercado de trabajo” no son suficientes.

Por otro lado persisten los sistemas tradicionales de “beneficio definido” en gobiernos estatales, universidades públicas y otros organismos gubernamentales. Se sabe que los pasivos de estos sistemas de pensiones son crecientes y representan un desafío a las finanzas públicas a mediano y largo plazo.   

Así como la sociedad ha reaccionado frente a la realidad de los jóvenes ninis, habría que empezar a buscar soluciones para evitar que los mexicanos viejos vivan o sobrevivan en la indigencia.

El hecho es que las generaciones de jóvenes que están ingresando al empleo en la actualidad no están recibiendo el mejor trato: los salarios son bajos y las cotizaciones a la seguridad social son escatimadas. 

Para el año 2020, los mayores de 65 años representarán el nueve por ciento de la población total. Para el 2030 serán el 11 por ciento. En el 2049 el 16 por ciento. ¿De qué van a vivir si la mayoría no tendrá pensión.

 

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