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1835 8 Mayo 2015

 

 

MUROS Y PUENTES
Tres aspirantes más
Raúl Caballero García

 

Dallas.- Probablemente a muchos hispanos en los Estados Unidos, por estar celebrando el 5 de Mayo les hayan pasado de noche las noticias de que otros tres republicanos con aspiraciones presidenciales se han destapado.

Por si andaban de parranda, para mis cuatro lectores aquí hago un recuento de lo acontecido; no se perdieron de mucho, como verán enseguida.

El mero 5 de mayo, Mike Huckabee anunció sus ilusas intenciones, y la víspera dos aspirantes procedentes de ámbitos ciudadanos, también ilusionados, se lanzaron por la candidatura del Partido Republicano; ellos son la empresaria Carly Fiorina (ex presidenta de Hewlett-Packard) y el neurocirujano retirado, Ben Carson.

Antes de esbozar sus perfiles, nomás para mantener sus nombres sin borrar en el virtual pizarrón de registro, con ellos ya son seis los aspirantes.

Quienes desde unas cuantas semanas atrás ya van dando tumbos por los caminos de sus respectivas campañas y/o se ejercitan en sus cuartos de guerra imaginando estrategias (o soñando con la oficina oval) son Ted Cruz, el senador texano; Rand Paul, otro senador por Kentucky y Marco Rubio, senador de Florida.

Pues bien, para empezar a delinear sus perfiles, señalamos a la segunda mujer que le ha entrado a esta competencia. Fiorina de entrada dejó ver lo que a la postre todos los candidatos republicanos intentarán demostrar: que son capaces de derrotar a Hillary Clinton (la otra mujer en la palestra); Fiorina hizo su anuncio proyectando un video en el que arremete contra la figura de la aspirante demócrata, ubicándola entre “la clase política profesional”.

Fiorina, a sus 61 años de edad, cuenta con una amplia experiencia en el sector privado, por lo que critica a la clase política y a la burocracia gubernamental con la bandera de candidata ciudadana y así navegará –supongo– hasta que en algún momento se retire de la contienda. Desde mi modesto punto de vista me parece que pronto naufragará en las turbulentas aguas de la ultraderecha.

Y es que el Partido Republicano ya no es el mismo de hace digamos ocho años, cuando era un partido más o menos moderado, que sin dejar de ser derechista no llegaba a ser extremista; hoy pareciera ser dos partidos o más bien dicho pareciera haberse desdoblado: uno antes de Obama en la Casa Blanca y otro muy distinto durante la administración Obama (sí, creo que Obama es su parteaguas, tanto por sus políticas pero asimismo, más triste, por ser el primer presidente afroamericano... todo lo cual quedó de manifiesto cuando ganó la Presidencia y, en serio, es agua que no ha terminado de pasar bajo el puente); del primero al parecer emerge Fiorina –la primera republicana que aspira a la Presidencia– pero por su falta de tablas, o para seguir con la imagen de la navegación, por su falta de pericia con un timón político, no creo que llegue muy lejos. Jeb Bush viene de aquel partido y todo indica que puede enfrentar al nuevo Partido Republicano y salir avante (cosa que en su momento trataremos de puntualizar). El nuevo partido es comandado por el Tea Party, esa corriente ultraconservadora con la que los otros aspirantes comulgan, de la que ninguno de ellos quiere distanciarse pues su pesada inercia se viene desplegando sin dar tregua ni cuartel a las bases republicanas. Ha permeado todos sus cuadros.

Pero antes de que estos apuntes se ramifiquen más, retomo a Fiorina y digo que de entre sus pretendidas gestiones y sus asumidas posiciones, destacamos que se opone al aumento de salario mínimo, plantea recortar la fuerza laboral del gobierno y respalda las intenciones republicanas de asegurar más la frontera antes de abordar el tema de los inmigrantes indocumentados.

Y pues bueno, Fiorina quisiera batirse con Clinton (o con el demócrata que gane la nominación) pero antes deberá quitar del camino al puñado de contrincantes que aspiran a lo mismo. El caso es que dadas las posturas político-electorales que los identifican en cuanto al tema de la inmigración –que es de los que más importan al electorado hispano– Clinton se ha desmarcado de todos ellos de una manera notable, precisamente el mismo 5 de mayo ella dejó en claro –por si había alguna duda (y las había)– que respalda una reforma migratoria que abra la vía a la ciudadanía. Algo más: respecto a las resoluciones ejecutivas de Obama en torno a los Dreamers aseveró que “luchará” contra los ataques partidistas que pueda ponerlos en riesgo de deportación.

Nadie entre los republicanos –ni entre los aspirantes a la Presidencia ni entre los representantes en el Congreso– respalda ni siquiera algo parecido sino todo lo contrario. Clinton dio un paso clave en su campaña. En esos asuntos cruciales ella ha despejado las dudas, y al hacerlo se compromete con los electores latinos, que ahora son determinantes. En la disputa por la grande, quienes resulten nominados, necesitarán el voto latino; de eso tampoco hay dudas, todos lo tienen muy claro.

Se quedan las aspiraciones de Carson y Huckabee para ser comentadas en otro texto.

Escritor y periodista regiomontano, es director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital en Dallas/Fort Worth Texas. Para comentarios: Twitter: @laestrelladfw o E-Mail: rcaballero@diariolaestrella.com.

 

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