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1843 20 Mayo 2015

 

 

“Don H” y el “Día D”
Eloy Garza González

 

San Pedro Garza García.- Prácticamente las campañas para gobernador de Nuevo León ya terminaron. Luego de ocho semanas, en la recta final, las tendencias de los votantes se solidifican.

Sería muy difícil que en el ocaso de la contienda la mayoría de los ciudadanos cambiara de parecer. O que un candidato repuntara.

De manera que cualquier sorpresa en el resultado en las urnas se dará más por errores de las herramientas de medición –las tan devaluadas encuestas– que por un viraje de última hora de las preferencias del elector. Lo que es, será. A los candidatos sólo les resta prepararse para el “Día D”. A estas alturas, las estrategias de campaña, los actos promocionales, los panorámicos, son parte del pasado. Nada qué hacer. Poco qué agregar.

Incluso la guerra sucia nada a contracorriente. Hasta los golpes bajos están de más, a destiempo. Sin embargo, una andanada en contra de Humberto Medina Ainsle –que ha sumado a todos los medios masivos locales y nacionales para atacarlo– sí puede cambiar el marcador en el último minuto de juego. Cambiará si esta denuncia masiva se traduce en acciones legales. O permanecerá inmutable si las acusaciones no llegan a ningún lado, si se quedan en agua de borrajas. Lo cierto es que el “Día D” no puede llegar con “Don H”.

El gobernador publicó hace unos días un desplegado para aclarar que las acusaciones son en contra de su gobierno y no en contra de sus parientes. Sin embargo, para el elector no hay distinción que valga: le queda claro que el factor “Don H” es sinónimo de peculado, corrupción y tráfico de influencias. Para el posible votante, “Don H” es la inminencia de una averiguación por parte de las autoridades federales. ¿Qué sigue? ¿Qué falta? Las cosas esperadas llegan siempre en el instante más inesperado.

Falta un par de semanas para saber el desenlace. Pero podemos advertir que quien hizo de la administración pública un gobierno de parientes, quien se llevó por años la Tesorería a su casa, se llevó también una bomba que tarde o temprano le estallará en sus manos. Y el tiempo electoral no actúa en su beneficio: vive en esa espera que tanto desespera.

 

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