Suscribete

 
1860 12 Junio 2015

 

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
¿Por qué se endeudan los gobiernos?
Edilberto Cervantes Galván

 

Monterrey.- ¿Por qué se endeudan los gobiernos? El caso de la “Tragedia Griega” es un brillante ejemplo de cómo los agentes financieros y el gobierno actúan de consuno para “colocar” deuda ampliando los límites más allá de lo razonable y sustentable.

En 2010 la Comisión Europea acusó al gobierno griego de estar falseando las cifras sobre el déficit público. El Primer Ministro se vio en la necesidad de reconocer que el gobierno había falseado las cifras; señaló, sin embargo, que esa falsificación se había hecho con la ayuda del banco Goldman Sachs.

Gracias a esa falsificación el gobierno griego estuvo recibiendo préstamos de bancos privados y de entidades internacionales como el FMI.

Conviene recordar que en la crisis del 2008 en los Estados Unidos el banco Goldman Sachs estuvo a punto de ir a la quiebra  y que entre sus directivos  han figurado varios secretarios del tesoro de los Estados Unidos, un primer ministro de Italia  y Presidente de la Unión Europea y el actual presidente del Banco Central Europeo. ¿Quién le mintió a quién?

El papel del gobierno en la economía ha sido materia de debate desde hace décadas.

En los últimos cuarenta años ha ganado terreno la doctrina que postula que el gobierno debe limitarse a dar los servicios básicos de seguridad y orden y dejar que los mercados actúen libremente. El enfoque neoliberal no descarta sin embargo que el gobierno pueda actuar como cualquier otra entidad a la que se le pueda “prestar ayuda financiera”. El gobierno se convierte en un usuario, un cliente más de los servicios financieros.

Esa es la doctrina, pero en la práctica cuando los mercados o las empresas entran en problema es el gobierno el que tiene que salvar la situación. Así acaba de pasar en los Estados Unidos.

En México la función del gobierno en la economía se debate entre la intervención y la no intervención. En el discurso político se habla de los mercados y de que las reformas lo que buscan es mejorar la competitividad y la competencia, pero en la práctica se utiliza el gasto público como una variable significativa y al gobierno como un cliente de los servicios  financieros. Se han creado órganos autónomos del gobierno para regular la economía. No es el gobierno el que regula de manera directa pero tampoco es libre el juego de los mercados. Un mercado administrado.

En el corto plazo, en materia de política económica, el aspecto más relevante en el caso de México es la reducción del gasto público en el 2015 y el pronóstico de un recorte similar para el 2016.

Hasta ahora el impacto de estas decisiones no se ha sentido en todo su rigor, parte por inercia en otros gastos como el consumo y la inversión privados.
Para el 2016, sin embargo, la contracción del presupuesto tendrá severas repercusiones. En el caso de la inversión pública federal será el tercer año consecutivo en que se reduzca.

Pero el impacto más fuerte será para los gobiernos estatales, por la reducción en el renglón de las participaciones que les otorga el gobierno federal como porcentaje de sus ingresos. La baja en los precios del petróleo a lo largo de 2015 se traducirá en una reducción en los ingresos repartibles y por lo tanto en las participaciones en el 2016. Ya en el presente año ha habido repercusiones.

Esta baja en las participaciones afectará de manera desigual a los estados. La proporción que representan las participaciones en el presupuesto estatal varía de entidad a entidad. No obstante, el impacto será de importancia en todos los estados. Sobre todo porque la gran mayoría ha estirado su capacidad de endeudamiento más allá de los límites razonables. Como en el caso de Grecia, no se conoce con certeza el tamaño de las deudas de los gobiernos locales.

Los gobiernos locales se han convertido en clientes de los servicios financieros; contratan y emiten deuda y aparecen como clientes de las calificadoras de deuda, del tipo Goldman Sachs. En los últimos lustros los gobiernos estatales y hasta los municipales le entraron al juego de las finanzas.

Por mucho tiempo la SHCP mantuvo a raya a los gobiernos estatales y vigilaba sus necesidades de endeudamiento; la SHCP estableció y mantuvo la regla de que los gobiernos estatales no podían comprometer las participaciones, utilizándolas como apalancamiento para contratar créditos.

Incluso la SHCP llevaba  un registro de los créditos contratados. Pero esta prudente prohibición se eliminó desde hace años. Hasta entonces el financiamiento de la obra pública y gasto público tenía por límite el presupuesto regular, excepto por los préstamos  blandos que se obtenían de la llamada  banca de desarrollo.

Pero la SHCP fue eliminando esas restricciones. Entre otras “facilidades” admitió comprometer los ingresos de las participaciones.

Se estimuló a los  gobiernos  locales a “bursatilizar” sus ingresos. Esto no fue otra cosa que comprometer los ingresos futuros como respaldo o apalancamiento de nuevos créditos: ahora con la banca privada.

La banca de desarrollo prácticamente desapareció y fue entonces que se promovieron los proyectos de inversión público-privados. Bajo este esquema la obra pública ya no puede contabilizarse como obra de gobierno sino como una inversión conjunta cuya rentabilidad ya no es definida con los criterios de rentabilidad social sino con los de rentabilidad privada, que obviamente son más altos. Buena parte de las obras así financiadas se encuentran sin uso ya que los gobiernos locales no tienen recursos para equipar los inmuebles y menos para crear plazas para el personal: hospitales, escuelas, penitenciarías, por ejemplo.

Durante los gobiernos de Fox y Calderón, con los altos ingresos generados por las exportaciones de petróleo, se canalizaron elevados recursos a los gobiernos estatales via las participaciones. Con esos mayores ingresos por participaciones los gobiernos estatales  ampliaron su capacidad de endeudamiento hasta límites que ahora será muy difícil sostener.

Con esta combinación de mecanismos de financiamiento, el techo de endeudamiento de los gobiernos estatales dejó de tener los límites impuestos por los ingresos anuales y los créditos blandos. El escenario actual en la mayor parte de los estados es que la deuda pública se ha elevado de manera significativa.

El compromiso de pago de las deudas así contraídas es una carga pesada, sobre todo si la economía no crece. Y la economía mexicana está prácticamente estancada desde hace veinte años. El juego de las finanzas para los gobiernos estatales tendrá consecuencias funestas para buen número de generaciones por venir.

Así que el 2016 la situación para las finanzas nacionales y para las finanzas de los gobiernos estatales será de severa restricción.
Una oportunidad para probar si la doctrina económica en boga tiene o no sentido.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com