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1870 26 Junio 2015

 

 

INTERÉS PÚBLICO
Cambios en el sistema de partidos
Víctor Reynoso

 

Puebla.- ¿Dio lugar la elección del pasado 7 de junio a un nuevo sistema de partidos en México? No del todo, pero sí hay algunos cambios que darán a la LVIII Legislatura (2015-2018) una composición distinta a la que ha tenido la cámara de diputados desde 1997.

El tiempo dirá si se trata de cambios de fondo, o solo de variaciones menores o coyunturales en el mismo sistema de partidos que hemos tenido desde el último trienio del siglo pasado.

En la legislatura actual, vigente hasta el 31 de agosto, los tres principales partidos políticos sumaban 426 votos. A partir de septiembre sumarán 367. Siguen siendo los mismos tres, PRI, PAN y PRD, pero pasaron del 85.2% al 73.4%. Nunca habían tenido, los tres juntos, un porcentaje tan bajo.

Si los tres grandes pierden, ¿quiénes ganan? Morena, Movimiento Ciudadano, el Partido Verde y Encuentro Social. Quizá el caso menos sorpresivo sea Morena. Los 35 diputados que tendrá, sumados a 56 del PRD, dan 91, menos de los 99 perredistas actuales, y mucho menos de los que todavía hoy suman PRD y Morena: 111. Más que un partido nuevo, tenemos un partido dividido en dos, y mermado.

Movimiento Ciudadano tuvo un crecimiento notable, pasando de 12 a 26 diputados. Es muy raro que un partido duplique o más que duplique sus diputados de una legislatura a otra (el caso de Morena es distinto, por lo ya dicho: más que un partido nuevo es una escisión del PRD). ¿Qué lo explica? ¿Cuántos votantes por MC tienen en mente alguna de sus propuestas, su visión del país o alguno de sus líderes? Creo que muy pocos. Durante la campaña presentó un video musical muy atractivo, tanto en música como en imágenes. ¿Le dio los votos que no había tenido nunca antes?

El Partido Verde tuvo también un crecimiento impresionante, de 27 a 47 diputados. La marca Verde sigue vendiendo, quizá porque nada hay que unifique a todos como la ecología. Lo que explicaría la presencia del partido, no este notable incremento en su número de diputados. Puede que en parte se explique por la mercadotecnia de este partido, simple pero eficaz: le dice a la gente lo que la gente quiere oír. Además de que presentó logros y congruencia respecto a sus propuestas anteriores. Una mercadotecnia simplista que además jugó con éxito en el filo de la navaja: violó la ley y pagó la multa, como dijo aquel clásico, el que llevó el cinismo de la política mexicana a su máxima expresión.

El cuarto ganador, el Partido Encuentro Social, logró su registro con poco más de un millón trescientos mil votos. Se dice que es la llegada a México de un nuevo voto corporativo, el de las iglesias cristianas, presente ya en otros países latinoamericanos. Puede ser, pues sus ideas y sus líderes no son muy conocidos por la población. Así que es probable que sea la expresión de un grupo, o una red de grupos, que entre ellos se conocen y apoyan.

¿Vamos pues hacia un nuevo sistema de partidos? ¿Dejamos el tripartidismo, y caminamos hacia un sistema más fragmentado? ¿Va alguno de los tres partidos mayores hacia su desaparición y cederá su lugar a un partido nuevo?

Los datos actuales no nos permiten responder con claridad. Si Encuentro Social es lo que se dice que es, seguramente llegó para quedarse pero para quedarse como una fuerza política marginal. El Partido Verde y Movimiento Ciudadano parecen tener una base social, política, ideológica, y cultural sumamente frágil, basada en mercadotecnia eficaz, y que puede evaporarse en la próxima elección. PRD y Morena pelean por una misma clientela electoral, disminuida quizá por este mismo pleito.

El PRI, a pesar de la disminución de sus diputados, parece tranquilo. Tiene por mucho la mayoría relativa, es decir, es con amplitud la minoría más grande. Hay razones para su tranquilidad, pero no hay que dejar de ver que es la segunda legislatura donde su presencia será menor, solo superada por la electa en 2006, inferior a la que tuvo en el 2000 con la derrota contra Fox. El PAN se mantiene por encima de los 100 diputados, pero es quizá el partido más atribulado por sus conflictos internos. Si no los resuelve las consecuencias pueden ser catastróficas.

Porque hay que recordar el contexto: una opinión pública desafecta a los partidos. Los pocos casos de candidatos independientes victoriosos son indicios que deben tomarse seriamente. Si pudieron triunfar con todas las dificultades que implica una candidatura de este tipo, es porque el descontento se ha ampliado.

Detrás de todos estos números, hay que recordarlo, hay decisiones, actos y actitudes. El viejo PRI aceleró su caída con dos presidentes (Echeverría y López Portillo) que daban la impresión de haber perdido la razón y caído en el cinismo. No hay institución política que resista ciertos extremos. Los resultados electorales no son tendencias estadísticas ajenas a las decisiones de las personas: son resultado de esas decisiones, de las de los políticos y de su efecto en los electores. Es obvio, pero a veces conviene recordar lo obvio.

 

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