Dos triunfos del #Yosoy132 en el 2015
Jesús González Ramírez
Monterrey.- Hoy casi todo mundo ve el movimiento #Yosoy132 del año 2012 como algo que fracasó.
Incluso analistas y opinadores han desmenuzado las fallas que lo habrían llevado a no incidir en la historia del país y luego a desintegrarse. Craso error no ver ese movimiento como parte de un proceso histórico que politizó a muchos jóvenes, estudiantes en su mayoría, y que en 2015 tiene dos triunfos visibles y concretos. Dos triunfos que son bases firmes para construir el futuro, dos triunfos diferentes pero iguales en su honestidad: el Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero en el Estado de México y la victoria electoral de Pedro Kumamoto en Jalisco.
Al terminar la fiebre electoral del año 2012, un grupo de mujeres y hombres que habían participado en el #Yosoy132 en el Estado de México, jóvenes y estudiantes de la UNAM en su mayoría, decidieron que no podía terminar así como así su labor por construir una esperanza de futuro. Después de analizar las opciones que tenían para continuar su lucha optaron por una de las más arriesgadas: fundar un Centro de Derechos Humanos.
Aunque la tarea parecía muy cuesta arriba, no se intimidaron y definieron que el centro tendría como su sede la entidad mexiquense; luego buscaron el nombre con el que lo bautizarían, de entre muchas opciones para el nombre, las de figuras históricas o las simbólicas en la defensa de Derechos Humanos, optaron por hacer homenaje a un luchador social vivo, de 70 años y 30 dedicados a la defensa de los pueblos en la Alianza Única del Valle: Don Zeferino Ladrillero.
En los pocos años que tiene de vida el Centro ha logrado posicionarse como un defensor incansable de los derechos humanos de la población, destacándose en la defensa del territorio frente a los intentos de despojo por parte del gobierno de Eruviel Ávila o de empresas aliadas; se ha destacado también en la defensa del derecho humano al agua y ha comenzado a participar en redes nacionales para potenciar su trabajo. Aquí su página: https://cdhzl.wordpress.com/
El #Yosoy132 en Jalisco lanzó a la calle a muchos jóvenes; son emblemáticas las escenas de Enrique Peña Nieto confundido al no poder contestar en suelo tapatío tres libros que hubieran marcado su vida, mientras en las calles las y los estudiantes exigían un mejor país. Uno de los lugares donde el movimiento tuvo más fuerza fue en el Iteso, universidad dirigida por jesuitas, esos históricos rebeldes católicos. Ahí comenzó a despuntar un joven carismático como presidente de la Sociedad de Alumnos: Pedro Kumamoto.
Al igual que en el Estado de México, un grupo de estudiantes decidió que algo más había que hacer al terminar las elecciones de 2012; entonces crearon la organización Wikipolítica y le apostaron a competir, de manera independiente, por la diputación del distrito 10 en el Congreso de Jalisco. El equipo alrededor de Kumamoto logró una campaña que conectó de manera brutal con la población; hizo también un uso grandioso de las redes sociales, con lo que sustituyó la falta de recursos económicos con los que sí contaban los partidos. Las y los jóvenes vencieron a los partidos en la elección y se preparan para ser voz de la sociedad civil en el Congreso jaliciense. Aquí su página: http://wikipolitica.mx
En Nuevo León también hay relámpagos de claridad por parte de jóvenes que participaron en el #Yosoy132. Aunque no fueron quienes dirigieron triunfos como los que mencionamos, sí fueron parte fundamental de la victoria electoral desde el equipo de Fernando Elizondo, por ejemplo; otras y otros también construyen esfuerzos de organización popular que aún están en eterna fase de despegue. Tal vez no sean aún bases firmes sobre las que se pueda construir el futuro, pero sin duda son cimientos que, si el proceso histórico tiende a la madurez, en dos o tres años se convertirán en bases firmes… a menos que el sismo económico que viene para México en 2016 nos coloque a todas y todos en la disyuntiva de hacer una Revolución, o dejarnos guiar por los partidos políticos; también eso puede suceder.
