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1899 6 Agosto 2015

 

 

Tándem de chocolate
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- El tándem Bronco-Elizondo no tendrá que preocuparse por decidir quién será el próximo titular de la Secretaría de Seguridad Pública. Ellos no tomarán la determinación.

Le corresponde a la Secretaría de la Defensa Nacional o al Estado Mayor Presidencial. Ahora que si los gringos imponen su peso, el nuevo secretario será marino. El actual jefe de la azulada, el general Alfredo Flores, hizo lo que se esperaba de él: nos ofreció resultados nulos y, al final de su gestión, nos regaló una función de ridículo.

No esperamos nada mejor del sucesor. Si me equivoco, me corrigen, pero hasta donde me ayuda la memoria, el único gobernador que se negó a darle el cargo al Ejército fue Eduardo Elizondo. Es más, le dio el nombramiento a un nuevoleonés: Guillermo Urquijo, quien, quiero pensar, hubiera hecho un buen papel, de no ser por el esfuerzo que hizo Elizondo por destruir a la Universidad, aunque terminó dándole la autonomía.

Como sea, la política del banquero obligó a Urquijo a seguir la línea de la represión. Pero creo que, con esta excepción, todos los inspectores, como los llamaban antes, o secretarios, como les dicen ahora, han sido hombres pertenecientes a la casta castrense. Tal vez no fueron soldados, pero eran militares.

La guerra contra el narco es un argumento que robustece a los entorchados: ellos mandan no sólo en Nuevo León, naturalmente, sino en todo México. Vendrá un general o, si así lo prefiere Washington, un almirante. Ni el terral ni el mareante conocerán la ciudad, menos todavía el estado. Comenzarán por aprender dónde está la Secretaría y cómo se llega a la instalación. No le harán mucho ni poco caso a Jaime Heliodoro. No tienen por qué: su compromiso es con personas que viven y faenan a mil kilómetros de distancia. Esto, en el mejor de los casos. ¿Habrá, en el sexenio por comenzar, más robos de armas en la SSP? Supongo que ése será el menor de nuestros males.

Los generales vienen a hacer su agosto. Los coroneles también. Recuerdo a Carpinteyro, quien en los últimos meses se robó miles de bicicletas supongo que para venderlas como fierros viejos en el altiplano. En el renglón de la seguridad, ni Rodríguez Calderón ni Elizondo Barragán tienen nada que hacer. En los próximos seis años seguiremos padeciendo una legión de hampones disfrazados de gendarmes.

No lloremos por Tamaulipas. Ése es el futuro que nos espera. ¿Honor, qué es el honor?, se pregunta Sir Jack Falstaff.

hugo1857@outlook.com

 

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